Es un lugar inacabado, artificial y nacionalista, pero merece la pena desviarse un poco para verlo.
Uno se da un poco cuenta de la historia de Portugal, que en ocasiones pasa por España, y también que los portugueses participaron el la Primera Guerra Mundial y reclaman su sitio y homenajean a sus muertos. Esto sucede en el mismo edificio que también estaba siendo un panteón real, de la monarquía portuguesa. La arquitectura es fina como corresponde. Quizá yo no me extienda con justicia en las alabanzas, pero me estaba sucediendo que ya "olía" aunque aún no oliese, a mar, al océano de Nazaré.
Los alrededores del monasterio son modernos, lo que refuerza mi idea de que es algo forzado, con la pretenciosidad de homologarse con otros lugares y países europeos.
Este Cristo con las piernas amputadas es un regalo procedente de una iglesia francesa destruída en parte por los alemanes, en el frente donde combatieron los portugueses.
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