Portugal no vende tan bien como España. Son más pequeños (o menos grandes) y la imagen del cante del fado nunca podrá internacionalmente con la poderosa del flamenco, que también es baile y toque.
También tienen molinos de viento, como tantos países, pero nosotros tenemos a Don Quijote, el caballero extrambótico que se asocia con todos los molinos, y con su derrota.
Portugal pertenece a la península ibérica, que se llama así por el río Ebro, que no circula nunca por nuestro país vecino. Debería ser la península del Tajo o del Tejo, o del Douro o el Duero, o del Guadiana.
Los molinos portugueses son así, mate; si los pintaran de cal, venderían más pero parecerían una oportunista imitación. Portugal resplandece menos que España, pero yo me siento más hermano de ellos que de muchos españoles. Por su gentileza.
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