martes, 24 de enero de 2023

Solipsista

 


Estaba leyendo este libro cuando se me apareció esta palabra. No sé si la he buscado alguna vez en un diccionario. Últimamente me da de nuevo por detenerme a buscar las palabras que no entiendo, no solo para sacar adelante el significado del párrafo que estoy leyendo sino para paladearlas, asimilarlas, hacerlas mías incorporándolas al tesoro desorganizado de mi conocimiento. (Ahora se me representa ese tesoro como el cofre de tantas ilustraciones, que siempre rebosa de joyas brillantes y desordenadas: me recuerda a esos cajones de todas las casas que he vivido de los que se han apropiado herramientas, pegamentos, cremalleras ¿pero cómo, si yo nunca he cosido una cremallera? lapiceros, piezas, pequeños juguetes...) Mi tesoro existe porque comprendí y atesoré conocimientos, pero está tan desorganizado que resulta gravemente menoscabado en su utilidad. Aunque a veces me da sorpresas y él solito extrae del cajón de sastre de mis saberes justo cuando lo necesito para salir del paso.



Hay muchos momentos en la vida en los que he reflexionado sobre el solipsismo. Según lo entiendo yo, y es una verdad de las más verdaderas, el universo existe porque yo lo conozco, y lo que yo no llegue a conocer no existe, ni existió, ni existirá. Imaginemos que hubiera un tipo de orgasmo o estremecimiento placentero que es producido por la ingesta de la resina de un melocotonero mezclada con calamares en su tinta cuya másticación nos erizaría todos los pelos del cuerpo recorriendolo de una electricidad de dulce voltaje como aquello que nos producía en la lengua el contacto con los dos bornes metálicos de una pila de petaca, y que esa sensación fuera duradera, espasmódica y hasta musical, como el Oblivion de Piazzolla. Pues bueno, si yo nunca experimento esa sensación, no existe en el universo, pero ya solo hoy, por haberla imaginado como mero ejemplo, ha existido, y ha sido más real en este universo que un misilazo que haya caído hace unos minutos en una central eléctrica ucraniana y que haya levantado polvo, originado cascotes retorcido hierros y fastidiado la vida de tres mil personas.

Puede que el mismo misil haya matado a alguien de 58 años que tenía su universo de conocimientos y sensaciones y que todo él se extinguió por una explosión de la que sus sentidos apenas se dieron cuenta porque todas las conexiones neuronales que hubieran podido crear esa realidad se fundieron por la explosión, el fuego y los traumatismos.

Mi cerebro solipsista ahora mismo se acaba de meter a imaginar cuántos segundos o décimas de segundo tardaron en morir, y si llegaron a sentir algo coherente, explicable, imaginable, aquellas personas que estaban en el segundo avión que estalló contra las torres gemelas, ese que vimos todos tantas veces ¿qué pasó allí? con la cámara más lenta, es decir con la cámara que captaría más imágenes en ese fogonazo traumático y lleno de sangre estallando. Ahora que lo imagino existe, supongo que alguien lo habrá imaginado antes. Muchas personas, los que conocían y más aún los que amaban a los pasajeros que por conmiseración seguramente en los siguientes segundos a ver aquellas espantosas imágenes trataron de ponerse en el lugar de sus personas amadas. Y yo ahora que lo pienso lo estoy añadiendo a mi universo que es el universo.

Somos tiempo: cuando intentamos capturar o aplastar a una mosca, a ella, que es mucho menos tiempo que nosotros, que cada minuto suyo tiene como mil segundos, le da ocasión de bostezar, arrascarse una pata, mirar de reojo con uno de sus cientos de ojos, y decirse "todavía me da tiempo a esquivar esta manaza que se acerca, estaba pensando que tenía que ir a posarme en aquel plato donde hay una piel de plátano; bueno me voy, que si no esta mano que se acerca a cámara lenta todavía me va a aplastar."

Solipsismo.-del Latín solus ipse uno mismo solo. Forma radical del subjetivismo , según la cual solo existe o solo puede ser conocido el propio yo.

Pero como el otro universo, se expande.


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