sábado, 14 de enero de 2023

La jungla de asfalto.

 Gran película, recomendada siempre, recomendable siempre. Un día escuché a Francisco Umbral alabar su guión porque la acababan de pasar por televisión (él que tenía fama de sólo hablar de su libro).

Yo la he visto devotamente dos veces que recuerde y la estoy viendo otra vez con la lectura de su libro matriz, que me compré este año 23.


Me alegro mucho de haber visto la película, fue hace hace décadas, así los personajes están dibujados en mi recuerdo y no me pierdo, -es útil a esta edad que te ayuden con imágenes a leer, vuelves a representártelo y no te pierdes- (muchas veces la memoria me obliga en otro caso a releer hacia atrás los libros para buscar la historia del personaje). 
En la película hay grandísimos actores secundarios porque no emerge ningún protagonista, quizá Sterling Heyden (o como se escriba) el matón Dix obsesionado con los caballos. En ella debuta Marylin Monroe, que está en su paradigmático papel. La dirección de de John Huston, y las voces del los doblajes creo escucharlas de nuevo al leer. En cuanto a la novela dibuja unos personajes completísimos, llenos de matices creíbles. El doctor Riemenschmeider que Huston escogió bajito y  enjuto en la novela es bajito y regordete, pero a mí no se me quita la cabeza de aquel enjuto que se queda mirando como baila en un bar una mocita la música de una gramola. Los pensamientos de ese doctor son tan agudos en este libro que me producen entusiasmo como para aplaudirlos y aplaudirme a mí mismo por comprar una historia que conozco perfectamente. 
Aunque en este libro hay algo más, como sucede en la magnífica adaptación de La ciudad y los Perros de Lombardi. Como en el caso de hoy, muchos años después, leí la obra literaria de Vargas Llosa y me sobresatisfizo.
¡Qué rol de personajes hay aquí! el que peor me cae es el abogado Alonzo Emmerich. Se me ocurre ahora si será que en mi vida habré rechazado ser abogado por temor a parecerme a él.

La vida queda atrás pero vuelve gracias a que alguien la fijó en arte, a esta edad me gusta más revivir la vida pasada que vivir el presente tan desglamurado, tan ramplón. 
Creo que estoy necesitando volver a aventurarme con el coche en las carreteras francesas. A ver si descubrimos esta primavera.

PD. El libro, si lo encontráis, compradlo.


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