sábado, 7 de mayo de 2022

Castellón, el no mar.

Mirando un mapa grande uno como yo dice: si está ahí al lado del mar tendrá mar, al lado. Pero hubimos de ir a Castellón de la Plana para saber in situ que el mar lo tienen a cuatro kilómetros de lo que es la ciudad, que se podrían hacer perfectamente andando, pero con los cuatro de vuelta ya es mucho tiempo que robarle a la visita al mar. Nos había pasado parecido en su día en Valencia, que al final tuvimos que coger el coche para ir a la playa de la Malvarrosa, pero se nos había olvidado, en el fondo sigo sin comprender por qué teniendo el mar al lado no arrimaron la ciudad completamente ahi. Pero a lo mejor el cambio climático les da una buena excusa para no haberlo hecho así.  


Finalmente aquí estaba el mar esperándonos con su ritmo, y la fina arena para mis pies descalzos a pesar del frío, que se percibe en lo que falta en esta foto en que, como vemos, no había casi nadie a su vera.

de verdad que no había casi nadie. Estuvimos dos horas andando por la playa y habríamos estado todavía más si hubiera sido por mi mujer, que es una viciosa de los litorales.


Enternecedora escultura en el puerto del Grao. Como en Béjar hay pocos niños, nunca los he visto jugar a esto que hacíamos los niños de los años sesenta y setenta. Tampoco descarto que esta práctica ahora pueda ser considerada vejatoria, denigrante, acoso escolar, etc. Perdonad el rapto de melancolía, que, seguramente, será infundada.

por el Grao también está este solete tan simpático.

Después volvimos a buscar el centro histórico que es demasiado pequeño y no muy histórico aunque porque tardamos en hallarlo y ya desesperábamos de que lo hubiera terminó dejandonos un buen sabor de boca.




Este edificio tan raro es la concatedral, Castellón pertenece a la diócesis de Segorbe, como Cáceres a la de Coria, y Soria a la del Burgo de Osma, pero al ser capitales de provincia todas tienen una iglesia designada como concatedral.
Esta iglesia tan niquelada se acabó de reconstruir en 1999. Había sido incendiada por los anarquistas en los primeros días de la guerra y después fue demolida por acuerdo municipal, pero al acabar la guerra en 1939 se comenzó a reconstruir. Al lado tiene una espectacular torre campanario exenta, que se llama el Fadrí, desde la cual debía verse el mar y servía para avisar si venían los piratas berberiscos.



Una llamativa estatua urbana, y mañana pondré más fotos de esta ciudad.

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