domingo, 9 de febrero de 2014

UN CONTRAARGUMENTO COMO ARGUMENTO

Perdonad que hoy me deje secuestrar por la actualidad:
Parece ser que anteayer, la Infanta Cristina, hija del rey de España y Duquesa de Palma de Mallorca, excusaba en su declaración judicial su desconocimiento de con qué dinero se pagaba a su servicio doméstico personal, las fiestas de cumpleaños de sus niños y otros gastos, y que se hicieran con una empresa tapadera para sacar dinero de las administraciones públicas y después defraudar a hacienda, que compartía al 50% con su marido Iñaki Urdangarín, diciendo que en ese tiempo “trabajaba en un banco “La Caixa”, tiene cuatro hijos pequeños y además acudía a 100 actos protocolarios anuales en su condición de Infanta de España”.

Y yo digo ¿quién sino una Infanta de España, a quien proporcionan un “trabajo florero” puede permitirse el lujo de tener 4 hijos, sin que su empresa la advierta severamente en el segundo y termine despidiéndola? No creo que nadie sea tan ingenuo como para pensar que esta señora primero: merece por sí misma su alto puesto de trabajo y, segundo: trabaja y rinde como cualquier trabajador de “La Caixa” o Caixabanc.
¿Quién, sino una Infanta de España, puede permitirse criar y atender, (es decir tener criados para atender) a cuatro hijos teniendo que cortar 100 cintas de inauguración al año por toda la geografía española?
¿Para qué sirve entonces la gente: conductores, policías, secretarios, mayordomos, discurseros, sastres, peluqueros, asistentas, estilistas...,  que tiene la Casa Real para ocuparse de estas cosas, que parece que absorbían la mente de Cristina de Borbón de tal manera que la impedían declarar correctamente a Hacienda, y leer los papeles que firmaba y la comprometían personalmente, como cualquier otra ciudadana?
¿Es que los españoles hemos estado explotando, sometiendo a un acoso laboral inhumano, a nuestra Casa Real?

Pues no, señora Cristina: has vivido como hija de rey, rodeada de sirvientes y edecanes, que pagábamos nosotros, precisamente porque te facilitan la “alta responsabilidad” de representar a España, pero como ciudadana también tenías obligación de respetar la ley: las mismas “bajas responsabilidades” que el resto de los españoles.

Es decir, aunque estés o hayas estado muy enamorada de tu marido (1), eres, igual que el resto de las casadas, responsable de tu firma y debes ser juzgada por los delitos que puedan derivarse de lo que hayas hecho o consentido.

Resumo: que todo lo que pagamos a nuestra Agencia Tributaria los españoles en tu favor, no lo puedes utilizar, a la vez, en contra de nuestra Agencia Tributaria. 





(1) este argumento del "amor ciego" ha llegado a ser empleado por uno de sus abogados

No hay comentarios:

Publicar un comentario