A pesar de lo que pasa en Béjar, en Castilla,
en España, que no procreamos o lo hacemos muy escasamente (conozco
a decenas de personas que habrían sido excelentes padres y madres y se quedarán
yermos), el mundo soporta una peligrosa expansión del virus humano.
Ni siquiera un médico a la antigua, de los
que practicaban sangrías, empleando el método más salvaje, y me refiero a
Hitler y a la segunda guerra mundial, podría bajar la fiebre al mundo: en los
seis años más sanguinarios de la historia su iniciativa sólo consiguió que se
eliminaran 100 millones de personas. ¿Qué tipo de guerra sería necesaria para
acabar con 1.000 millones?
Nadie me entienda mal, no preconizo yo esto
de a grandes males, asesinatos. Con esta sugerencia de hipótesis sólo
quiero poner de manifiesto que, como género humano habríamos de ser muy severos
en cuanto a la natalidad.
Hace pocos días oí que los chinos habían
derogado la ley del hijo único; esa brutal limitación, dictatorial, inhumana...,
pero tan razonable desde el punto de vista que yo ahora defiendo; mejor eso que
una guerra para acabar con mil personas. Seguramente habría mil millones de
chinos más por el mundo de no haberse promulgado esa draconiana ley. Así que, por
este lado, bendito maoismo.
Pero China, con Estados Unidos, es uno de los
países no firmantes del protocolo de Kyoto, ese que trata de evitar el
calentamiento global y todas las catástrofes derivadas de esta fiebre.
La gente se olvida pronto de lo apocalíptico
de la película producida por Al Gore, Nueva York como Venecia la gente se olvidará pronto de que este
pasado fin de semana el mar Cantábrico, sin necesidad de ningún maremoto o tsunami
entró por primera vez hasta sitios inconcebibles de San Sebastián, Santander u otras localidades del Norte
español. También que hace un par de años un ciclón tropical llegó por primera
vez tan arriba en el mapa, como el estado de Nueva York, la capital del mundo.
El hielo desaparece del Océano Ártico, por
ello se han abierto nuevas rutas marítimas, aprovechando que ya no hay tanto
hielo. Será rentable buscar petróleo en ese lugar. Ya lo hacen.
Quizá sea rentable pero no sólo desde
ese punto de vista: ese petróleo se sumará a todo el petróleo que quemamos
irresponsablemente, quizá lo que no consiga una guerra de 1.000 millones, lo
conseguirá dentro de pocos lustros, la falta de planificación, (es necesaria ya
una limitación drástica, maoísta, de la población,
de las emisiones)
la fiebre de la tierra, terminará acabando
con muchos virus humanos, y eso será más difícil de parar que una guerra
mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario