Imprescindible Belchite. El verdadero
patrimonio de la humanidad.
En el viaje de vuelta, dejé pasar la ocasión
de visitar la localidad tarraconense de Gandesa y su museo de la Batalla del
Ebro. Pero sí me empeñé en hacer los kilómetros necesarios para ver Belchite y sus expresivas ruinas.
Se las tenemos que “agradecer” al franquismo
por partida doble, primero porque si no se sublevan de la manera que lo
hicieron, este pueblo sería uno más de
la ruta del mudéjar aragonés, (bien hermoso, como se adivina en las fotos). No habría
habido ni ataque republicano ni resistencia y contraataque nacional. Y segundo,
-aquí no hay ninguna sorna- porque preservó este campo de batalla al mandar construir un nuevo Belchite para sus
antiguos habitantes.
Os lo recomiendo a todos los que queráis ver la brutalidad de
guerra, a los que queráis sentir en el silencio las balas y los cañonazos, los
gritos de los que agonizaban, los que juraban, insultaban y maldecían de todos
los calibres. A poca imaginación que echemos veremos sangres y tripas
confundidas y polvo, y humo, y oleremos
la pólvora entre cagaleras de miedo, y descompuestos vómitos de asco, o de
muerte.
Es difícil sujetar estos restos, pero debiera
ser prioritario, pues son uno de los más elocuentes patrimonios de la humanidad
que ofrecer a las generaciones venideras de todo el universo.
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