Soy contrario a la prolongación de los impedimentos de movilidad. La gente que va a acercarse lo va a hacer mañana igual que dentro de 15 días o un mes, y quienes vamos a ser cuidadosos lo vamos a seguir siendo durante meses, aunque desaparecieran los muertos y no volvieran a darnos noticia de los contagiados.
Pero ayer, que fue noche bastante calurosa de un sábado, me di cuenta de que tengo algo que celebrar: dormir con la ventana abierta, sin oír coches circulando, borrachos de última hora y músicas invadiendo mi descanso, es una bendición de esta tragedia. Una bendición que me libra de lanzar sordas maldiciones de insomne perturbado.
Alguien repite el mantra buenista de que "saldremos mejores"; yo no me lo creo, pero ojalá se aminoren los ruidos, que la gente de bien que no molesta pese un poco más sobre la gente que no respeta el descanso de los otros; que se hayan dado cuenta.
Según lo iba escribiendo me entraba un pesimismo...
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