lunes, 18 de mayo de 2020

El sobreaburrimiento general.

Los días me pasan en casa mirando el espejo de un caracol baboso que quisiera escapar de su pesada concha. Es el tedio de la falta de libertad; los que han estado en la cárcel lo sabrían, ahora lo sabemos todos.
Uno trata de sembrar el futuro inmediato de acontecimientos esperanzadores, pero todos resultan más decepcionantes que de ordinario, y no es que lo sean objetivamente. En mi pueblo natal hicieron por Inernet un simpático festival de Eurovisión, pero se pasó enseguida la espuma del champán, ha sido hace dos días y parece que fue hace dos semanas; lo mismo con el estreno de una obra de teatro grabada el pasado agosto. Yo sigo con mis "fotos antiguas" y van mejor que nunca, pero cuando pasa medio día sin que la gente ponga una buena me harto y lo quiero cerrar y olvidarme.
Lo mismo ocurre con las fases del Gobierno: nos van a dejar una hora caminar o hacer deporte y madrugamos, antes de las siete hemos salido varios días, pero tenemos que volver antes de las diez, que después multan. (ya sé que solo se puede salir una hora, pero aquí en el campo de Béjar no lo cumplimos nadie).

El gobierno nos regala que ya no tengamos que pedir cita previa para ir a una tienda que no sea de alimentación, y también que podemos hacer un velatorio con 15 y no con 10 personas, no creo que eso ilusione a ninguna persona.
En Béjar parece que vamos a avanzar los últimos, porque tenemos cuatro residencias de ancianos y una de discapacitados psíquicos, las que han demostrado ser un nido de cifras que nos penalizan a todos los demás.

Si el problema es que hay 50.000 "sanitarios" contagiados, ¿por qué no tienen mucho cuidado con ellos y a los demás nos dejan vivir?

No sé si haré exactamente lo mismo cuando la tenga, pero quiero libertad ya. Libertad es libertad. Esto es un abuso. Creo que terminaré manifestándome y gritando aunque junto a mí estén los de derechas.

Los españoles ya nos hemos enterado de que la cosa es seria y no somos unos niños pero sobre todo Pedro Sánchez no es nuestro padre. No le aguanto, supongo que a los que les quieren les parecerá bien lo que dice.

Otros, como ahora, ya gritaron con Fernando VII ¡Vivan las "caenas" !

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