domingo, 12 de marzo de 2023

La mejor vida de la historia de la humanidad.

 Miro atrás la vida que viví y creo que ha sido la culminación de la felicidad. He tenido esta fortuna que os cuento.

Nací en Europa que era entonces uno de los lugares más pujantes del mundo. Mi nacimiento fue diecinueve años después del final de la segunda guerra mundial y veinticinco después de la guerra civil española. Tuve padre y madre fuertes, trabajadores, y hasta con una vena artística. Además somos una familia más bien alta y guapa.

Lo mejor fue nacer en un pueblo donde todavía no había coches, y como vivía lejos de la carretera desde muy pequeño fui libre mis límites eran la carretera, donde podían pillarme, y el río donde me podía ahogar. Pero el resto es un lugar ideal para un niño, lleno de encinas donde subirse, piedras y cuevas donde jugar, y vaya si he jugado. El niño que soy aún juega a subirse a las piedras para encontrar misterios y paisajes. Mi pueblo es luminoso y su cielo es el más limpio para degustar nubes. 

Tuve suerte de vivir los trenes antiguos, con departamentos, aquellos lugares donde se acomodaba la conversación, porque te sentabas enfrente de gente. Encontré personas interesantes en esos viajes.

Fui a bailes, a verbenas, de niño correteábamos entre la gente, de adolescente disfruté de bailes sueltos y agarraos, cosa más increíble. También he disfrutado de mi guitarra en parques, he rondado a mozas, he cantado a pleno pulmón con los amigos sin necesidad de beber para animarme. Soy simpático y buen conversador he gozado de magníficas conversaciones inninterrumpidas por teléfonos avisos de gusasp, a veces con tabaco de por medio.

Cuando yo nací existían los Beatles y tenía quince años cuando nos mataron a John Lennon, luego morirían en accidente Fernando Martín y Drazen Petrovic, y muy prematuramente Paco de Lucía, la vida es perder gente.

He sido padre y he disfrutado de lo mejor que puede dar una hija, la ilusión de su niñez y el volver a aprender la vida por sus ojos. Otro premio gordo son los ojos de mi mujer y su entusiasmo en cada viaje, que me han hecho disfrutar del mundo como cuando descubría paisajes en mi pueblo.

Me faltan los sueños de gloria, poder y plenitud. Recuperé los 10 kilos de sobrepeso que había conseguido perder hace dos años, corro muy despacio: me adelanta "to dios", pero en poco más de un año cumpliré sesenta:  tengo  que dar las gracias por seguir corriendo.

Y por todo lo demás: con tanta desgracia gorda que hay por el mundo he tenido la suerte hasta ahora de que no me tocara ninguna.

y además soy licenciado en nubes

No hay comentarios:

Publicar un comentario