martes, 16 de noviembre de 2021

Cuestión de proteínas y de grasas.

Cuba es un país donde entra poca carne para las ollas del pueblo llano. Está racionada pero al parecer no tanto para los esbirros. He visto fotos de hombres fornidos con prendas rojas a quienes los que ponían la foto identificaban como "brigadas de respuesta rápida"; esas elementos existen en las dictaduras: en la franquista se llamaban "Guerrilleros de Cristo Rey" y campaban por la calle; Hitler tenía las SA; y en los años de plomo del País Vasco se llamaban Borrokas: yo fui a ver a un primo, como turista, y queriendo pararme a observar las manifestaciones "folclóricas" del lugar me  empujó el hombro. No te pares a mirarlos.  No quería líos con ellos. La calle era forzosamente suya.

Es muy difícil perder el miedo, lo mismo que cada vez hay menos espermatozoides en cada gota de semen, hay muy pocos héroes en el siglo XXI: en Rusia te envenenan o te machacan de alguna manera, en Arabia Saudita te descuartizan y desaparecen... en Cuba a lo mejor solo te sueltan un bofetón. Y te quedas con él; y, a lo peor, con un zumbido de oídos para muchos meses.

Dice una canción de Sabina "Los cubanos son flaquitos, flaquitos" y un flaco no le echa un pulso a un grueso. La ley de la gravedad está contra él por eso en el boxeo se compite por categorías de peso. El kilo de esbirro se cotiza bien en esa isla donde los que mandan tienen no solo la sartén y el mango, también los filetes.

Probablemente la situación nunca madurará, porque antes de que esa fruta madure sale volando del árbol a buscarse la vida en otro sitio. Así se alivia la presión y aunque algunos esbirros se harten de serlo, porque tampoco renta, siempre habrá más personas válidas que huyan a engranar la prosperidad en otro lugar. Esa situación no es reversible a corto plazo y la gente solo tiene una vida.

Pero bueno, yo no he estado nunca en Cuba; a lo mejor los comunistas felices son más y los opositores solo cuatro gatos vendidos al capitalismo.


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