Lo fácil para volver de Cantabria es agarrarse a la autovía cuanto antes y bajar tranquilamente. Pero yo amo el viaje, descubrir conduciendo y parar donde me parezca bonito. Pero antes de salir de Laredo fotografié este palacete resaltado por las flores
la idea era bajar por el sureste de la provincia de Santander y tocar las merindades de Burgos, porque siempre se nos quedan sin mirar.
Pasando Ramales de la Victoria, nos encontramos una montaña-arquetipo de las que dibujan los niños cuando les piden una montaña.
Después veremos la otra cara de esta montaña, que dibuja una "V" o un valle que atravesamos, pero que desde aquí no me cabía en la foto.
Vista unos cuantos kilómetros más adelante: la "v" izquierda, es la montaña de la anterior foto Muchos prados segados y pastados, nos hartamos de ver vacas, justo cuando estaba reciente la polémica del ministro carnófobo, de apellido Garzón.
estos paisajes no tienen sentido sin la ganadería, y son bonitas hasta las balas de forraje.
Debajo de esta zona de Santander está Burgos que tiene una geología caliza labrada por el agua. Llamaré a toda esta zona Ojo Guareña, por ser su cueva- monumento más singular. Pero toda la comarca está trufada de farallones grisáceos de este cariz.
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