En Béjar donde se cierran colegios por falta de niños, pero el ayuntamiento se ha gastado una pasta gansa en una cabalgata de reyes en los que poquísimos ciudadanitos creen, y donde se tiran toneladas de caramelos que nadie debe comer, ni los niños, ni los viejos, ni los diabéticos, ni ninguna persona que quiera tener una línea después de los abusos de comida de estas fechas. Pero se tiran caramelos y se recogen caramelos, es la costumbre, mayor si es año electoral como el presente.
Pero lo que más me molesta es la "alegría" del comercio navideño, que para atraer público últimamente siempre tiene la misma idea de poner, durante las fechas navideñas, fieltro sintético para que semeje la alfombra roja de las estrellas de cine, o el color rojo de Papá Noel (que es el color de la Coca Cola). La cuestión es que esto al final de la temporada, o sea hoy mismo, no se guarda porque está ajado y pisoteado, así que se tira y contribuye a incrementar los plásticos y los microplásticos que ensucian nuestros ríos mares y océanos. Dudo que incremente algo las ventas, pero los españoles somos extraordinariamente fieles a las nuevas costumbres importadas.
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