miércoles, 2 de enero de 2019

Un tren ¿para salvar Extremadura?

En el año 1985, el gobierno socialista decidió cerrar la ruta ferroviaria desde León hasta Plasencia. Indudablemente la explotación de la línea ya entonces sería no solo deficitaria, sino muy deficitaria.
Por ejemplo, en 1984, el número de vehículos en total en España era de unos 250 por cada mil habitantes.
Si ya en 1984 no se cogía el tren para hacerlo rentable, ¿quién piensa que hoy con mas del el doble de coches por habitante, coches que además son considerablemente más grandes y cómodos, con el país lleno de autovías brotaría una cantidad de "viajeros al tren" apreciable?
La respuesta la puedo dar yo mismo, con cifras de 2003. Yo iba con mi coche hasta la estación de Plasencia y allí tomaba un tren que salía a las 7 desde Plasencia  (capital del norte de Extremadura) que llegaba sobre las 8 y cuarto a Cáceres. paraba en algunos pueblos, a esperar gente o a esperar que pasara otro tren por la vía de la estación de Cañaveral.
¿Cuántos íbamos desde Plasencia? cuatro gatos, como mucho, ocho. Creo que ya no existe ese tren (que tenía además un abono "blando" subvencionado por la Junta de Extremadura) A mí me salía bien porque por entonces no estaba completada la autovía de la Plata y mi trayecto tenía grandes travesías donde circular a 50, y las temibles "Curvas del Tajo" con líneas continuas donde los vehículos lentos, principalmente cosechadoras,  entorpecían y desquiciaban a cualquiera, por la imposibilidad de adelantarlos.

Hoy ya existe una autovía que permite llegar desde Plasencia hasta Cáceres en cuarenta y dos minutos, en tu propio coche con tu propia música, sin aguantar a nadie, ni huelgas ni puentes, saliendo a la hora que quieras.

Todo este prolijo relato es para ilustrar que la gente no coge el tren de forma rentable (si es que lo es) más que en las cercanías de las grandes ciudades, y ocurre porque es imposible ir en coche y aparcarlo gratis. Lo demás es puro romanticismo Dichosa edad y siglos dichosos aquellos  de la caballería andante, decía Don Quijote. Mucha gente parece que piensa que si volviera a pasar el tren los pueblos se llenarían de gente y las fábricas textiles volverían a producir como antaño.

Yo soy un español que desde 1992 que se inauguró el AVE Madrid- Sevilla he recorrido casi totalmente mi país. En veinticinco años no he cogido el tren de alta velocidad, ni por curiosidad. Es muy caro. Está pensado para quien quiera darse "el capricho", o para competir con el avión que usan los ejecutivos. El precio de sus billetes depende de la demanda, de manera que un martes 4 de febrero pueden no salir muy caros, pero ¿quién quiere viajar un martes 4 de febrero?.

La política no se arregla pidiendo. La gente ahora se manifiesta y pide un tren moderno no caro que vertebre el territorio y que pueda servir para unir Asturias con Huelva, como antaño, pasando por Extremadura.
Yo pienso que puede pedir un pantano si se necesita agua para regar porque uno va a ser agricultor de un producto competitivo que dé para pagar algo de ese agua. (no pretendo amortizar el pantano, pero una pequeña contribución sí que es necesaria en todos los casos)

 Pero un tren por pensar ¿qué bien lo pasábamos en el tren cuando éramos jóvenes? o por colegir que si tenemos un montón de trenes de cercanías como Madrid o Barcelona, nos convertiremos en Madrid o Barcelona.

Es al revés, justo al revés.

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