El espacio vital más famoso lo inventó Hitler, y llegaba hasta el petróleo del Mar Caspio. Quería hacer una nación alemana poderosa y autosuficiente. Pero había gente viviendo en el espacio vital que él reclamaba para su gran nación étnica y se lo impidieron, a costa de mucha sangre.
Pocos años después, consecuencia de la limpieza racial que pretendió Hitler, se les dio a los judíos un estado para asentarse, allí había, en los años cuarenta, muchos más árabes que judíos. La mala conciencia del mundo con respecto al holocausto de los judíos demandaba y les les ofrecía un sitio para vivir en paz. No es una mala idea, todos tenemos derecho a vivir en alguna parte.
Poco a poco los judíos van haciéndose con un poder absoluto, dictatorial, racista, excluyente, con el pretexto de la obsesión por su seguridad.
Creo que el mundo, que no debió consentir las leyes discriminatorias de Hitler contra los judíos, no debía consentir que ahora ellos aplasten a esos otros seres humanos, que tienen tanto o más derecho a vivir allí en paz. La ONU que creó un monstruo religioso que trata de imponer su integrismo en la región de los integrismos, debe frenarlo. Si la llamada comunidad internacional consiente esto carecerá de autoridad moral para defender a las minorías religiosas en cualquier lugar del mundo, los cristianos coptos en Egipto, son los primeros que se me vienen a la cabeza, pero seguro que hay muchos más.
Aunque yo no sepa mucho de la historia de Israel, todos tenemos derecho a vivir respetados en nuestro país: es un derecho humano clarísimo. El "espacio vital" no es más que un pretexto para el abuso y la rapiña.
Hoy en El País he leído que Daniel Baremboim piensa igual, y lo ha escrito mejor.
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