Es el hijo que no tenía, y no
me canso de verlo y fotografiarlo desde mi casa. Todas las luces le sientan
bien: ¡mi cariñito!
La huerta me enseña cosas esenciales:
1.- como no ponerme a hacer nada, por poco
ofensivo que pudiera parecer para mis manos, sin guantes. Pero, a veces, porque
el sudor de las manos me escuece las heridas que ya tengo, o porque me parece
que no merece la pena, los dejo por ahí y me termino lastimando más.
2.- He aprendido a mirar una patata sus polos
opuestos, sus dos botones al norte y su colita al sur, y algunos ombligos dispersos
de donde saldrán brotes. Llevo pelando muchos años patatas y hasta que, hace
una semana, tuve que cortarlas para la
siembra, no supe que había un mapa de supervivencia.
3.- Lo mal que me huele el purín de ortiga,
que casi no aguanto. Tiene que ser extremadamente fétido porque yo presumo de
tener poco olfato, y también de haber sido “un muchacho de pueblo” y que me tocó muchas veces limpiar la pocilga
de los cerdos en la casa de mis padres. Quizás el purín que he fabricado no
debiera oler tan mal, (acudieron moscones peludos y moscas verdes) es posible
que yo carezca de método, que haya debido pesar la mezcla, que haya debido
filtrar pronto el resultado, pero no tengo colador, ni tampoco báscula, ni
ganas de pesar las ortigas. Creo que es muy fácil hacer recetas si te dicen cómo
y tienes todos los ingredientes limpitos y separaditos en una
encimera. De la otra manera, se hacen las cosas como se puede,
especialmente si uno es “de método
relajado”.
4.- Tengo que construir o mandar construir un
estanque, para controlar el torrente de agua que la acequia me suministra. Así
podría ser más ahorrativo y, sobre todo, no tener disgustos en materia de
desbordamientos e, incluso, inundaciones. Creo que esta vez, debería utilizar
un “método rígido” es decir, encargárselo a un profesional, pero me bastaría
que alguien, cualquier persona, me dijera, “eso no es tan difícil: puedes
hacerlo tú” para que me lanzara. Soy así.
5.- Esto de escribir tanto de la huerta no me
da demasiada audiencia al blog, puede que me la haga perder, prometo -“método
relajado”- hacer lo posible por buscar otros temas más amenos para vosotros.
Aunque la huerta es el futuro.
! Que bien Juan! Nada como regresar a nuestros orígenes. Me hiciste recordar mi adolescencia con eso de limpiar pocilgas. Tuve que googolear para enterarme que era el “purín de ortiga”. Uno aprende algo todos los días. Sigue informándonos de tus progresos agrícolas.
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