Tengo un buen amigo que vivió
regularmente de su trabajo como ilustrador en libros de texto. Otros hacían el
negocio fabricando y vendiendo tiradas enteras casi garantizadas de estos valiosos
ejemplares pedagógicos. Hoy, declinando las ventas, por la crisis que es causa de lo que
voy a contar, se reducirá la inversión y a mi amigo ilustrador, si le
contratan, le pagarán todavía menos.
El precio medio de un libro de
texto de 90 páginas. Sí: son en color, y también: con papel resistente, pero
sólo 90 páginas, andará por los 28 €.
Las economías familiares no están
para bromas y lo que antes era un desdoro: no estrenar libros, pedirlos
prestados, conseguirlos de 2ª mano o fotocopiarlos…, empieza a ser la práctica
mayoritaria. La razón es sencilla. Sólo en libros de texto se vienen a gastar
las familias por niño 280 € cada septiembre.
Las grandes superficies empezaron
el ataque al monopolio de las librerías, pero ahí no estaba el problema sino en
las editoriales, que con toda seguridad, (coimas y regalitos para persuadir a los
“profes” incluidas), se lo han estado
llevando calentito.
El sistema consentía que los
centros educativos cambiaran mucho de libros y así evitaban hasta que los
hermanos que no vinieran muy seguidos pudieran reutilizarlos. Estos cambios ya
están muy mal vistos.
Por el contrario, ahora los
colegios e institutos solicitan a sus alumnos los libros del curso anterior,
(incluso algunos profesores en el curso les están encareciendo para que los
cuiden bien con el fin de poder entregarlos a las familias más necesitadas.
Cada vez más familias, y cada vez más necesitadas. Hay tiendas que no son
librerías, que deciden hacer de intermediarios, comprándolos y vendiéndolos.
El
resultado es una presión social por aprovechar todas las vidas que puedan tener
estos libros y el que, a poca gente se le caigan los anillos por reutilizarlos,
y eso es un cambio de tendencia letal para aquel negocio.
Las administraciones públicas
competentes, la mía era la Junta
de Castilla y León, ayudaban con becas a la compra de los libros. Nosotros que
sólo tenemos una hija, y a veces trabajamos los dos obteniendo unos ingresos
decentes, recibíamos hasta hace 4 ó 5 años unos 120 euros de beca para libros
de texto. Todo el mundo lo recibía: el tope de ingresos estaba en 60.000 euros
anuales por familia, cantidad a la que, en todo nuestro colegio, no sé si
llegaba alguien. Recibiendo como beca la
mitad del precio, se hacía como un poco ruin, buscar o pedir libros de segunda
mano. Además, a la niña y a la madre les gusta mucho el acontecimiento de
comprar y forrar los libros con ese olor a nuevos, mientras hallan en ellos
ilustraciones o ilusiones para el curso.
Ya se recortaron esas becas. Es
justo que se haya establecido un tope que corresponda a familias a las que la
compra de libros les suponga un gran quebranto.
Olvidaba decirlo: para maximizar
beneficios reduciendo costes, últimamente los libros de texto españoles se
imprimían en China.
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