martes, 16 de abril de 2013

Vuelvo "con la mayoría".


Cuando uno está trabajando, como yo, que nunca he tenido un puesto fijo, a veces desea que le manden al paro para liberarse de las preocupaciones de la ocupación, de esos temores o sueños mal resueltos que acompañan el trabajo intelectual que afecta a la gente.

Hubo un año de mi vida en que enseñé en un instituto y, parece de dibujos animados, pero creo que soñaba o, al menos, así lo conté, con que mis alumnos eran pajaritos en un nido con sus bocas abiertas y yo no era capaz de darles comida. En otros puestos administrativos, he temido algunos días, porque he tenido algunos enfrentamientos, y fallos: si habría citado a alguien de balde, si saldría bien la diligencia de desahucio que tenía para el día siguiente, o en los juicios que yo tenía que dirigir a la vez que copiaba el acta, o si había o no notificado cado a alguien, en las sentencias que escribía, los recursos que me pusieron...

Ayer se acabó mi último trabajo, y todavía esta noche me ha estado ajustando cuentas oníricas.

Esta mañana voy a la oficina de desempleo. Se solía llamar “oficina de empleo”, cuando allí no se ha empleado casi nunca, nadie. El actual gobierno, como la fecha de los yogures, que ya no es de caducidad sino de consumo preferente, decidió cambiar el ministerio de trabajo por el “ministerio de empleo y seguridad social” cuando cada vez queda menos de cada una de estos dos bienes.

Cuando uno tiene la preocupación del trabajo no recuerda lo molesto que es encontrarte gente por la calle, en las horas en las que habría que estar trabajando; cuando te paran y te preguntan, cuando se conduelen, falsa o verdaderamente; creo que me hiere más lo segundo, porque aumenta mi dolor al sumar el dolor solidario de quien se conduele. Contra las falsas condolencias, como agresiones que son,  uno intenta defenderse, se alza.

Ya debiera de estar acostumbrado, pero todavía no, eso es prueba de que como decía un viejo de un grabado de Goya “todavía aprendo”.

Me voy haciendo pesimista, a la vez que viejo: cuando conseguí este trabajo anuncié en el blog que el libro de la guerra se suspendía indefinidamente, ahora que vuelvo “con la mayoría” no me atrevo a decir que se reanuda animosamente.

De momento, esta mañana, voy de papeleos.

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