Hace más de 30 años, cuando iba a ir a la
universidad a estudiar, me decía un amigo comunista: “ten cuidado, que el
derecho es de derechas”. En España siempre ha habido una frase de impotencia
resignada, que salta como conclusión de muchas conversaciones “si es que quien hizo la ley, hizo la
trampa”.
Yo creo que el derecho es necesario; no
soy tan negativo como para identificar ley y trampa: además, desde que estudié
la guerra civil odio lo que hicieron los anarquistas, y Azaña ya sabéis que me
ilumina en este sentimiento.
Parafraseando a Churchill diría que el
derecho, esa “justicia” institucionalizada para la que trabajo, es, en su
conjunto, “la menos mala de las
venganzas”.
No suelo escribir de la actualidad española.
No me interesa coleccionar los datos inminentes: me ponen de mal humor, me
harían perder mucho tiempo. Nunca he estado “a la que salta”. Pero me sucede
ahora que los conductores de autobús, que me llevan y me traen de Salamanca, me
hacen oír la radio que ellos escuchan. Se me cuelan las noticias, aunque
procuro pensar en otras cosas, me están llegando, ocupan mi pensamiento.
Me creo la gran corrupción que ha destapado
el caso Bárcenas, me creo la corrupción del “caso Gurtel”y otras menores, y
también otras anteriores; me parece increíblemente estúpido lo que ha hecho
Urdangarín, pero he conocido demasiada gente que se ha jodido la vida por
aparentar más de lo que podía.
Estomaga el cinismo con el que se defienden;
el mentado Bárcenas justifica su cuenta de 22 millones en Suiza diciendo que se
le daban muy bien los negocios en bolsa.
El hermano de un amigo mío, un tipo de los
más inteligentes de mi pueblo, se dedicaba a la bolsa, hacía estudios sobre los
valores y aconsejaba invertir o vender y según creo que me dijo mi amigo
conseguía de media, (algunas veces se perdía, pero se ganaba más veces), un 10 ó un 12% de ganancia para la gente que
confiaba en él. No recuerdo cuando tuve esta conversación, pero sí que fue en
la época de la burbuja inmobiliaria. cuando el índice de la bolsa andaba por
12.000, (ahora creo que está en 8.000)
Para que la ganancia sea 6 millones, si es un 10%, se estarían
invirtiendo 60 millones. ¿De donde sacaba Bárcenas esos 60 millones que le
dieran esos 6 de ganancia? Pero también es posible hacer trampas y multiplicar
el dinero, pero eso se hace con algo de lo que los “que hacen leyes y trampas”
tienen: información privilegiada, contactos.
Seguramente todo lo que han perdido los
inversores en acciones preferentes se lo han embolsado otros, en comisiones, indemnizaciones por
despido, ganancias espectaculares como de la que presume Bárcenas.
Pero yo no tengo por qué creer la afirmación
de Bárcenas cuando dice que ese dinero lo ganó hace 6 años, -justo para que no
le pille el delito fiscal-, pues no lo declaró. Una de las trampas favoritas
del derecho de derechas es la prescripción. La baraja con la que juegan tiene
muchos comodines.
Sobre este caso de los sobres, lo que
pienso es que el Partido Popular siempre ha recibido muchas ayudas de las
grandes empresas y, como debe existir un límite, lo que les sobraba lo
repartían en sobres. Y nuestro presidente del gobierno recogía esos sobres
de sobras sin mala conciencia, seguramente a título de “lucro
cesante” de lo que dejaba de ganar por no estar ejerciendo como registrador de
la propiedad (donde acaba de declarar que ganaba mucho más que como político).
La ministra de sanidad Ana Mato declara sin
vergüenza que era a su exmarido a quien corrompían con regalos, viajes, bolsos,
fiestas para los niños, todo de alta gama, y... un coche Jaguar. Ni siquiera le
llegaba al olfato el olor corrompido, con fino que lo tienen las mujeres. Ella
estaba ignorante, y la justicia la ha exculpado, he escuchado esta tarde a
Gallardón...
¿Son tontos los que nos gobiernan o nos toman
por tontos?
Lo peor de todo esto es la conclusión: los
procesos judiciales se dilatarán, se solaparán con otros, se confundirán, y, al
final, por una puerta falsa, “la del derecho de derechas” estos corruptos
escaparán al castigo, y volveremos a apostillar desde el pueblo llano, que quien
hizo la ley, hizo la trampa.
Por eso, porque me sé el final, no quiero
hacerme mala sangre y procuro ignorar esas noticias.
Perdonadme, pero hoy desearía una revolución que trajera
justicia de verdad.
Juan.
ResponderEliminarCasi siempre lo leo, escribo casi, porque el siempre es muy rotundo. Mis años vividos en España tienen que haber dejado un jirón de mi alma enganchado en alguna parte. Cuatro décadas después aun existe un hilo conductor que hace que me lleguen las penas y las alegrías de ese pueblo que acogió al chaval que fui, larguirucho, sediento de vivencias y conocimiento, como a un hijo legitimo.
El problema social que usted trata en este articulo no es un problema de partidos ni de preferencia políticas, es un problema de la condición del ser humano en general. Somos por lo general torcidos y corruptos, nos gusta el dinero fácil y algo mucho mas peligroso aun, el poder. Cuando estas ultimas cosas se consolidan y se agrupan es muy fácil que el individuo sucumba. Esta escrito en la Biblia, ese viejo libro que tantos han aprovechado para su beneficio y a conveniencia pero que no deja de enseñarnos un par de verdades. Le aclaro algo, yo no soy religioso, ni pertenezco a ninguna agrupación de esa índole.
Y si le comento que la corrupción no es un problema de partidos es porque la he visto florecer en gobiernos de derecha y de izquierda con la misma lozanía. Con una diferencia en las sociedades o sistemas de gobierno democráticos ya sean con tendencias a la derecha o a la izquierda, estos asuntos se ventilan en la prensa, que en muchos casos es quien las descubre y la expone. Donde estos asuntos son tratados con la mas estricto secreto es en las sociedades regidas por gobiernos dictatoriales, allí hacen y deshacen y el pueblo se entera cuando ellos quieren que se entere y de lo que ellos quieren que se enteren.
Te digo esto, porque su deseo de que “llegue una revolución que traiga justicia de verdad” se semeja mucho al que tuvieron la mayoría de mis compatriotas hace medio siglo. Y la revolución llegó. Pero llegó de la mano de un tío con un voraz e insaciable apetito de poder. Detrás de algunas medias justicieras esta la garra de la opresión y el poder absoluto. Un diferendo con la potencia mas grande del mundo, (incitado por el, en muchos casos) le dio la perfecto pretexto para machacarnos a todos. Y ahí esta 54 años después, como en una dinastía, pasando las riendas del poder a su hermano. Permitiendo ahora a los ciudadanos, “la gran libertad” de entrar en un Hotel, comprar y vender una casa o un auto, o poder viajar al exterior. Venerado por muchos. Así es el ser humano. Y seguro estoy que cuando pasen muchos años se oirá en las calles de La Habana un comentario que he escuchado en el Madrid y el Santo Domingo de hoy: “Cuando Franco, o cuando Trujillo esto no pasaba” .
Espero por bien de España que la justicia caiga sobre esos corruptos y ladrones que os gastáis. Sean del partido que sean.
Gracias por dejarme opinar y un saludo.
Siempre eres bienvenido a esta casa, amigo Grillo, siéntete tan bien acomodado como me acomodo yo en “la g del grillo”.
EliminarSí que pensé que la palabra revolución podía ser un poco salina sobre tu herida abierta de expatriado. (No en vano el régimen de Fidel Castro convirtió el nombre común en un nombre propio: la Revolución. Yo soy contrario, como a todas las demás, a aquella dictadura, y desde el día en que Silvio Rodríguez me incluyó junto a ti en “la gusanera” llevo a gala mi condición de anélido.) Pero es que la palabra “catarsis” me sonaba un poco deliberadamente erudita.
Será una revolución el día que haya igualdad ante la ley; el día en que desaparezca la universal “ley del embudo”, que existe tanto en los países comunistas, como en los capitalistas. Sucedió que por fin me hice indignado y deseo castigos: deseo el mal a esa gente que nos ha expoliado impunemente, y lo peor: temo que impunemente escaparán.
Pero lamento haber usado en mi blog una palabra que en el tuyo sonaría como “mentar la soga en casa del ahorcado” siendo tan apreciada visita, he sido mal anfitrión. La próxima vez usaré catarsis aunque suene demasiado a griego.