viernes, 22 de marzo de 2019

Pereza aparente.



Tengo 54 años de vida y algunos de trabajo en la justicia; una experiencia que he obtenido de estas vidas es de la gente abusona en los barrios y también los que salen en los medios de comunicación, aunque al principio parece que escapan y siguen moviéndose fuera de la ley, eso a pesar de que les detienen, les inician procesos... pero les ponen en libertad, en este momento parece que se zafan, porque son muy jetas, muy “valientes” o porque tienen mucho poder..., pero mi experiencia me dice que no; es más, trabajo en ello y la gruesa maquinaria de la justicia es capaz de moler y machacar al más pintado. A veces hasta dan pena, porque les molestamos y les molestamos, no podrán dejar herencia a sus hijos, han de vivir de prestado, aunque sea con el dinero que lograron sustraer antes. No es vida, por mucho que hayan burlado. Pienso en voz alta en Mario Conde, en Blesa, en Rato, en Zaplana, en Roldán, constantemente en juzgados, recibiendo citaciones, pagando, praticándoseles “mejoras de embargo” que es volver a buscarles bienes. Yo conozco a otros famosos en su pueblo por cosas parecidas pero más pequeñas, que les va igual de mal.
En lo penal, una vez que hay antecedentes se va a la cárcel, y siempre estará apercibidos, por gente como, yo -que se lo recitamos-, de que a la mínima volverán dentro.
Bueno, eso del procés parecía que tenía poder y recorrido, que el estado no reaccionaba, que era perezoso a pesar de que le hacían la pedorreta de modo  altisonante. Artur Mas y otros organizadores del primitivo gilireferéndum deben personalmente más de cinco millones que se gastaron de dinero público en aquéllo y han de pagarlo de su patrimonio, para siempre, porque eso no caduca, y es demasiado dinero para levantarlo; y todo por nada, porque de aquello ya todo el mundo se olvidó. Lo heroico parece que fue el uno de octubre de 2017, pero a los actuales les está cayendo el peso de la justicia, ya no se escapan, la gente de la Ley fue tomando nota y todo o casi todo, termina por aparecer. Pagarán y la mayoría de la gente que les jaleaba se irá a otra cosa, a otras prioridades, como pasó en su día con la ETA que ahora son un montón de zombis trasnochados de los que la inmensa mayoría de la población reniega, porque actualmente se vive muy a gusto y se prospera económicamente en los territorios vascos, ya liberados de esos sucesos; mientras tanto, a los protagonistas todavía les quedan años...
Al final de sus vidas se preguntarán ¿Cómo pudimos autoengañarnos de esa manera?

La justicia es pesada y se queda; la vida es ligera y se va.

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