El presidente Sánchez promete hoy blindar las pensiones. Eso es una figura literaria llamada sinestesia, como puede ser "olor azul" o "sabor liso".
Un blindaje es una protección importante y se hace de acero o de hormigón o de varios cristales gruesos pegados.
Las pensiones no se pueden garantizar por ley (creo que ya lo hizo Aznar con respecto a su revalorización y de poco ha servido) ni por ley orgánica, ni por ley constitucional como ahora promete hacer Pedro Sánchez.
NO es mala promesa: España es el país con más viejos por niño, es lógico que temamos por estas prestaciones. También es lógico meter esta seguridad en el discurso electoral. Pero obligar a que la economía futura gire en torno a sacar dinero para las pensiones no es otra cosa que esclavizar el porvenir (esto no es una sinestesia, pero merecería serlo).
La única economía que funciona es la libre, y si se la esclaviza la gente se escapa.
La única manera de asegurar que se puedan pagar las pensiones presentes y futuras es haber tenido más hijos, o incentivar ¡qué difícil! a que los tengamos ahora. Pocas mujeres hoy tienen, como mi madre, tres hijos, ni como mi suegra (que tuvo 10): eso sí que era blindar las pensiones.
Sánchez: por mucho acero u hormigón que se pudiera poner en la constitución (tampoco es una sinestesia), si no hay trabajadores que paguen impuestos o cotizaciones sociales, no habrá pensiones. Pensar que los que llegan en patera o sus hijos van a hacer el esfuerzo de mantenernos cuando seamos viejos creo que será mucho pedir.
La única manera de que existan pensiones es que a los pocos trabajadores que estamos siendo capaces de criar les salgan mucho más baratas, es decir que se reduzcan -que los viejos las pasaremos canutas- o que la ley de eutanasia sea un éxito. Rotundo.
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