Hoy es el día de la mujer trabajadora y, en España por lo
menos, de la huelga feminista. Estos
días a la supuesta patronal nos tienen fritos a reivindicaciones.
Yo solo les diré que el pasado no tiene remedio. Mi padre es
el pasado y a pesar de que se lo hemos dicho muchas veces, desde que
está jubilado no da ni golpe mientras mi madre se lo haga todo; bueno, alguna
vez va a por el pan o baja la basura el solo. Mi madre está igual de jubilada y
carga con todo, incluido llamar a los hijos y preocuparse por ellos. Es más
generosa y yo creo que los hijos la reconocemos más. Yo querría más a mi padre si compartiera el trabajo con ella. Ahí está el camino de la
estima.
Por seguir hablando del pasado, si uno mira cualquier pueblo
o ciudad del mundo desde lejos, desde cerca, por arriba, o por abajo, encontrará
que todo lo que hay lo han construido los hombres. Lisboa, Barcelona, París,
Venecia o Candelario;
es más, si se rompe alguna teja, hay un socavón, o un
atentado terrorista, todavía lo recomponen los brazos masculinos. Pero las
mujeres pueden y deben sentirse igual de orgullosas de quienes hicieron esos edificios,
ya que los antepasados de nosotros y de vosotras son exactamente la mitad de cada género.
En el futuro, como en el presente, la lucha o la
reivindicación de género que hablan, es y será hacer: es la manera de hacerse valer.
Don Quijote dijo “nadie es más que
otro si no hace más que otro”. No hay atajos.
Una de las cosas que más veo en las pantallas del
siglo XXI son programas de fábricas o de construcciones; los ¿Cómo lo hacen?.
Me gustaría apreciar más mujeres haciendo estas cosas tan admirables, pero aún son
minoría. También veo muchos vídeos de youtube, sobre todo de mi instrumento, la
guitarra. Hay muchas mujeres maravillosas pero aún siguen siendo los hombres
los que aparecen más. La reivindicación se hace reivindicándose, como ella:
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