Mañana muchas mujeres de lugares civilizados donde se les escucha van a hacer un paripé en honor al ego del productor más citado en toda la historia de las entregas de los Oscar. Un aprovechado que, como trataba con actrices de altísimo copete, las metía mano o las convencía para que se metieran en la cama con él (no he perdido el tiempo en leer la historia, pero me la imagino).
"Eso" ha sido desde siempre el papel que se reservaba al productor, que como subproducto de su trabajo obtenía ese rendimiento sexual de tantas que nunca fueron actrices, y de algunas que consiguieron serlo.
La indignación ha recorrido el mundo desde las grandes alturas de Hollywood. Nunca importaron tanto las afganas, ni las saudíes, ni las niñas de Boko Haram, n todas las suramericanas, rumanas, o rusas que vienen a servir y terminan bajo unos barrotes, soportando solteros y casados. O las estúpidas nigerianas que creen en el Vudú y se prostituyen para que no les hagan daño esos maleficios (¿inventados por un hombre ancestral? Aprovechados por los hombres actuales)
Ni en Nigeria, ni en Afganistan, ni las blancas de los prostíbulos, ni las saudíes, ni las de Boko Haram harán huelga mañana. Tan solo algunas funcionarias, (las cajeras de los supermercados, seguro que tampoco) todas contra el monstruo que osó meter mano a Angelina Jolie. Es repugnante ese tipo. Puede que tan repugnante como sería un treinta por ciento de hombres que tuvieran su poder.
¿Es justo que nos juzguen a todos los hombres por un treinta por ciento? ¿Es justo que nos juzguen a todos los hombres por uno?
Pues eso, que estos brindis al sol dan para muchas chanzas, y algún chiste bueno, pero logran muy poco de los brutos y abusones. Al contrario, estas jornadas desprestigian a todo el género que las convoca, (aunque solo las siga un pequeño porcentaje de privilegiadas) porque terminamos riéndonos de todas.
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