Aunque ahora nos cueste trabajo creerlo son mucho más arcaicos los derechos colectivos que los individuales. Un hormiguero o una colmena son el prototipo de sublimación de los derechos colectivos y olvido absoluto de los derechos individuales. Pero hablemos de los humanos: son más antiguas las tribus, el pueblo elegido, los señoríos feudales, la pertenencia a algo, que los derechos individuales que no fueron codificados hasta la revolución francesa derechos del hombre y del ciudadano que tienen preponderancia absoluta sobre los derechos colectivos: derecho a la vida e integridad física, derecho al patrimonio, a la seguridad jurídica, a la libertad de movimiento, de trabajo, etc. se han asentado de tal manera que son los derechos principales. Cuando a cualquier persona le pregunten sobre sus derechos, los enumerará y puede que no se le vengan a la cabeza los derechos colectivos, por ejemplo el derecho a tener una nación, que haga unas leyes para proteger a tu tribu.
Es sobre un derecho colectivo de lo que estamos hablando ahora con los catalanes. El derecho a si ellos pueden fundar una nación unilateralmente o si es la nación española la que tiene que opinar primero sobre esto; hay muchas razones que se pueden invocar sobre este conflicto de derechos colectivos.
Yo ahora voy a invocar mis derechos individuales.
Sucede que como español yo tengo el derecho individual a viajar o a trabajar en Cataluña sin que nadie me pida los papeles o me exija tener un pasaporte, un derecho que lleva consigo el no tener que cambiar de moneda, también recibir asistencia sanitaria, además puedo exigir que me entiendan en mi idioma, me lo garantiza la constitución como a todos los españoles en toda España. Pero además, este derecho lo he tenido toda mi vida, lo han tenido mis padres, mis abuelos, tatarabuelos... ahora es un derecho mío y quieren quitármelo invocando el derecho colectivo a ponerme una frontera, a no dejarme entrar, a tratarme como extranjero.
Porque los catalanes son muy altruistas: no piden nada individual, sin embargo están dispuestos a perder sus derechos individuales, a dejar de ser tratados como iguales el resto de España, todo con tal de impedir a los otros españoles que disfrutemos de eso a lo que ahora tenemos derecho. No quieren "cuentas" con nosotros y renuncian a sus derechos individuales, para que el "colectivo" de Cataluña decida a partir de ahora hacer un nuevo derecho para ellos como nacionales y para nosotros como extranjeros.
Vengo a defender mi derecho individual, que es para todo el mundo de muy superior rango a los derechos colectivos, pero aunque no fuera así se trata de una libertad individual mía y no creo que deba permitir que me lo quiten, al menos sin que me pregunten si quiero dejármelo quitar.
Este es mi nacionalismo: puro egoísmo. Aunque de paso defiendo los derechos de cuarenta y siete millones de personas.
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