Voy a cerrar una etapa de mi vida informática. Tenía una página en Facebook de fotos antiguas de mi pueblo, Cardeñosa, que recopilé durante muchos años, y se me están acabando. Durante toda mi vida he residido y he tenido que mudarme de muchas casas a las que nunca podré volver, en Salamanca por estas fechas varias veces, pero también en Ayllón, Zaragoza, Arenas de San Pedro, Zamora, Cáceres, Mombeltrán, incluso Béjar, aunque varias ocasiones fue un sentimiento gozoso y de progreso el que me hacía recoger y cerrar la puerta, no se puede evitar la melancolía de mirar atrás y pensar en los días vividos(1). Aquí la cosa se precipita con polémicas estúpidas de si las fotos viejas pueden publicarse, pero no se promueven por gente que se sienta ofendida, explotada, extorsionada, herida, acusada por ninguna publicación, que esos han sido pocos y se resolvieron hace tiempo, sino por teóricos del derecho que disertan y tratan de influir, creo que en otros momentos han podido hacerlo en gente timorata, y quizá nos han recortado las alas a la hora de recibir más fotos. Me voy con mal sabor de boca porque parece que esta polémica influye en mi decisión, ya tomada por agotamiento de existencias, de cerrar, pero toda muerte o eliminación parece que tiene que tener su agonía y sus dolores. Es ley de vida. Recuperaré tiempo para vosotros, mis fieles, aunque la parte del león se la seguirá llevando el huerto.
(1)No he contado las casas donde he vivido, creo que alrededor de veinte. Muchas veces pienso en la capacidad de mi memoria de interruptores o de mesillas, la de veces que me he levantado de noche "a tientas" en todas esas casas, algún golpe me he dado, pero generalmente acertaba. Siguiendo con el pensamiento: cuando el alzeimer se me apodere, trayéndome recuerdos remotos y robándome los próximos empezaré a confundir los interruptores y esquinas de mesillas almacenados en mi mente y me pegaré muchos más golpes. Moraleja: cuando sea viejo deberé dormir con una linterna bajo la almohada, no creo que la vejiga me conceda la paz de un sueño continuo sin exigirme que vaya a vaciarla.
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