Hoy ha nevado en Candelario, no
me he traído la cámara de fotos y tampoco tengo en el móvil. Ya me parece
mal, -y a veces por esto retraso la publicación de artículos-, no aportar unas
imágenes, y es que empiezo/empezamos a vivir en la autocensura impuesta por la
abundancia, la facilidad de las
fotografías y de las grabaciones audiovisuales, de manera que el simple
testimonio o descripción con palabras parecen cojos. Muchas veces es falso que una imagen
valga más que mil palabras, pero la ley de la comodidad universal apunta a que
para la inmensa mayoría es la verdad, quizá la única verdad posible.
La expresión de la palabra se
devalúa por los emoticonos, por mensajes cortos llenos de faltas de ortografía
y de simpleza, y por lo fácil que es adjuntar un vídeo o un enlace.
Voy a decir que también lo tengo
comprobado estadísticamente (en las estadísticas de visitas de este blog). Los
artículos que tienen foto se ven más, y yo no tengo mucho aguante para ir contracorriente, luego me empiezo a
hacer, como bloguero, servidor/seguidor del gusto del
público, llegando a ese punto de hoy de no publicar sin foto.
Terminaré no hablando de la
estampa nevada de Candelario, para seguir insistiendo que una de las noticias
más importantes de este siglo: el asesinato o el “ajusticiamiento sin juicio”
de Bin Laden, resulta menos creíble (1) incluso "menos noticia" porque no hay imágenes, aunque no se prescindió totalmente de ellas: en la
narración facilitada por el gobierno norteamericano a los medios de
comunicación se dibujó una puerta lateral de un portaaviones desde la que, previa extracción de su ADN, se
habría tirado, con un ceremonial islámico, un cuerpo cubierto con un lienzo, el
cadáver del líder de Al Qaeda, al Océano Índico. Para más escasez de imagen, el dibujo concreto que
se representa nunca nadie lo vio, porque el dibujante para hacer comprender como se arroja el cadáver sitúa su perspectiva desde fuera de la nave, desde
aire, sobre el mar y yo estoy seguro de que no hicieron volar a ningún helicóptero
para que el artista recreara el instante.
De manera que la ilustración de noticia más
importante de hace casi tres años, es una recreación de algo que nadie presenció. Aunque la
opinión pública la haya dado por buena. Aunque seguro que menos buena que
otras, más irreal.
Hoy no voy a cantar a la nieve sobre los rústicos tejados del pintoresco pueblo donde trabajo, no voy a describir la luz blanca que reverbera desde los campos y la sierra (por cierto bastante difícil de fotografiar bien) Mañana, si la nieve no ha desaparecido me traeré la cámara para ilustrarlo.
Una imagen es impactante, sin duda, por la comprensión inmediata, pero no expresa más que un momento congelado que puede falsear la realidad –todos salimos “guapos” en los perfiles de las redes sociales–. Siendo rigurosos una foto artística no es más que lo que queda después de desechar cientos –o miles– de fotos que no fueron logradas, y es esa elección por parte del “artista” la que nos transmite su alma creadora. Yo no creo que una imagen valga más que mil palabras, ya que éstas evocan y aquellas muestran, tan solo. En cuanto a la conspiración tienes razón, algo huele mal cuando las muertes de Sadam Husein y Gadafi fueron tan retransmitidas gráficamente, incluso, por ser más cercanos, el cadáver del dictador patrio, aquel que se agonizó hace poco más de 38 años.
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