martes, 14 de enero de 2014

¿Google es el diablo?


Hace poco, he visto que Google es, por facturación, la tercera empresa del mundo, lo cual, contado a cualquiera hace una quincena de años -no sé, siquiera, si la empresa había nacido entonces- sería increíble.
Aún lo es, porque esta empresa no vende nada material, ni siquiera papeles. Su existencia es virtual: cadenas de ceros y unos, o mejor: cortes y conexiones de electricidad; infinitos y vertiginosos y, sobre todo, hiperordenados, lo cual también es increíble; por el orden y por el número. Estoy seguro de que ya superan a las estrellas y demás cuerpos celestes  del universo; no sé si aún han alcanzado a las gotas de agua del mar o a los granos de arena de la tierra, pero, no me cabe duda de que, un día de estos, lo harán.

Como el diablo, la única riqueza de este engendro son las almas de los que conquistó o se entregaron a él, -nos entregamos, porque yo, además de Blogger, tengo el correo en Gmail-. Su sede física, como el infierno, no se sabe muy bien en qué parte del universo está (en España seguro que no: pagan una cifra ridícula de impuestos). Tampoco, como el infierno, es una creación que no se enumera entre las que hizo Dios en los famosos siete días del Génesis.

Lejos de mí querer enemistarme con tan poderoso agente. De momento estoy conforme (y agradecido) con lo que me dejan y no tengo conciencia de si  les doy algo a cambio, que minore mi riqueza o mi libertad.
Aunque creo que, como casi todo el resto del mundo, no valoro que la información que les doy pueda ser una contraprestación, un pago, un crédito…, pero también debo entender que de alguna parte habrán de salir los trillones de facturación.

Google es una empresa privada, su fin es ganar dinero, no el bien común ni la moral. Está sometida a la legislación de otro país, Estados Unidos, en el que yo no voto, y cuyo derecho tampoco conozco hasta que punto -ni a qué precio- me pudiera amparar, pero este país claramente, -y ahí está de muestra el caso Swnouden,  abusa libérrimamente de su capacidad para inmiscuirse en las comunicaciones ajenas.

Yo, ya lo he dicho, les confío mi correo electrónico y eso me preocupa aún más que este blog, porque ahí comunico sentimientos más íntimos y también lo hago expresados de peor forma; con mi limitado número de destinatarios tengo confianza: no me  molesto mucho  en dar una versión presentable de mí mismo, de mi ortografía y de mi moral, puedo bromear o puedo expresar cosas inconfesables, cosas mucho más privadas.

He advertido que el correo de Gmail, supongo que los de los demás servidores también, tiene una función automática de “guardar” que entiendo que es para mi beneficio, por si se produce un corte de electricidad o un  borrado accidental. Se puede recuperar, y también cuando escribo un correo y no lo mando, porque decida pensarlo mejor o porque no lo haya terminado, ellos me lo guardan, pero todo esto se produce en “su casa”, no en la mía.
No sé si lo guardan todo y se habrán quedado hasta con comentarios, sentimientos o declaraciones, que yo  ni siquiera haya confiado a sus destinatarios, porque me parecieron excesivos, inadecuados o estúpidos  y al final no me atreví a mandarlos.
Todo lo anterior me puede inquietar, pero esto último aún más, ¿estoy vendiendo mi alma al diablo? ¿Saben más de mí que mi mujer?
Mi única esperanza en este sentido es no llegar a ser nunca nadie importante, porque esa información guardada   a nadie le puede importar en mis actuales y previsibles circunstancias futuras. Mi problema con todas estas cosas empezaría si yo me hiciera alguien muy importante en la literatura o en la política. Entonces, alguien podría rebuscar entre lo guardado y descubrirme hasta la antepenúltima brizna de lo que he especulado, pensado, divagado.., cualquier día que estaba frente a un teclado y una pantalla.
Pensemos qué cosas más curiosas, interesantes, bellas, reveladoras, pero también putrefactas…, se podrían haber guardado en un correo electrónico de Einstein, Lorca, Picasso, Hitler, Stalin, Hemingway, Kennedy… Nos darían muchas claves de su alma.


Pues eso, confiamos en que Google viva simplemente de la publicidad y que no quiera hacer diabluras.

2 comentarios:

  1. Hernández y Fernández16 de enero de 2014, 17:04

    Diablo… no del todo. Gente con éxito. El espionaje y el mercado y sus trampas ya estaban ahí, y siempre en evolución. Tendencia al monopolio, abuso de posición dominante, interdependencia de productos, evasión fiscal, etc. Google, Adobe, Microsoft, Apple, etc. Sectas del poder del software. Normas estándar a partir de patentes propias. De un buscador a una red social de vídeo, a un navegador, a un sistema operativo en constante actualización, otra red social, programas y programas y visores espías y demás achiperres de seguimiento. Creatividad para instrumento y observación de la creatividad de otros. Una carrera con el diablo del cotilleo o la cultura, del capital o la sociedad.
    De todas formas, farmacéuticas, eléctricas, telecos, agencias de calificación y bancos son iguales o peores. Al menos, estos de Google te ayudan a encontrar información histórica.

    Piratas de Silicon Valley
    http://www.youtube.com/watch?v=-m1pqqVbgWQ

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  2. Sí pero son los que más ganan. Dinero, también, pero dependencia, futuro... Puede que las cosas cambien, porque en esto de lo digital a veces aparece una cosa nueva y la gente abandona lo antiguo como Myspace o Yahoo. Si no sucede nada, dentro de unos años, cuando abramos los ojos después de despertarnos, en lugar de ver la cama, la pared, el armario de nuestra habitación... veremos Google con su dibujito del día y su "voy a tener suerte", y una lista desplegable de sugerencias nada más mirar a ese espacio blanco con el cursor parpadeando

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