Hace
mucho tiempo que di gracias por tener una hija, sólo por tenerla. Hace menos
tiempo me dije que de no ser por mi hija, me perdería el disfrutar de los
mayores genios del arte actual, que son los que crean películas animadas. (Ha poco
que alquilamos “Tintín” de Spielberg: estupenda.)
Gracias
a mi hija, y sólo a ella, tenemos que parar un par de días en la playa, (esta
vez fue en el Cabo de Gata, en Almería), y puedo disfrutar, -entreverada en la
suya-, de la niñez junto al mar, y del mar sin más ni más.
Pd. en estas arenas, mi hija me enterró por primera vez. Fue una gozada, me quedé dormido.
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