Perdón por la contumacia. ¿Es posible que Urdangarín, a sus 30 años, con sus estudios de económicas, se deje manejar por un entorno que explotó no sólo su persona, sino la imagen aledaña de la monarquía?
Puede que el antiguo balonmanista tenga la cabeza algo pequeña en proporción a su enorme cuerpo, pero yo no me creo su ignorancia de los dineros que se traficaban a su alrededor. ¿De donde le salió el desproporcionado palacio que compró y reformó en Barcelona?Aunque, con humanidad, también pienso que el extrañamiento habrá tenido su lado bueno para esa familia. Allí habrán podido hacer una vida más normal, más íntima, más libre; alejados de la notoriedad española.
Y así se dio la paradoja de que por –presuntamente- usurpar dinero público, en lugar de ganarse la cárcel, Urdangarín recuperó la libertad.
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