martes, 21 de marzo de 2023

El don de la escritura

 Comparezco en esta página para deciros que lamento que muchas cosas que no escribo se me terminen olvidando. Cuando estoy cavando en el huerto tengo ideas y relaciones de ideas que servirían para hacer un artículo, pero luego se me cruzan otras, o escucho una noticia, o recibo una notificación del catastro, como esta mañana, y se evapora de mi mente aquella creación. Un aborto.

Pasa lo mismo en las conversaciones: hay que plasmarlas en el aire, si no el discurso las aniquila, o eso me pasa a mí ahora, después del covid que no he pasado más que en forma de vacuna. Un primo mío utiliza su teléfono móvil como agenda dándole voces y lo hace sin vergüenza alguna.

Es lo que hemos hecho siempre, escribimos para apuntar las cosas importantes que no se nos deben olvidar; así sea la lista de la compra, el Discurso de Método o el Romance de la Casada Infiel.

Para mí está muy bien este invento de escribir en público, porque me obligo a aclararme para explicar, y también me obligo a hacerlo con la mayor elegancia que sea capaz en el momento. Luego es rentable releerme, porque refuerza mi autoestima: de verdad que es gratificante mirar viejos artículos que está leyendo ahora gente y yo había olvidado totalmente.

Pasa lo mismo con las fotos del cielo: esos colores únicos que a veces se combinan. 

Tenemos muchos recuerdos porque somos capaces de reproducirlos, por eso los hombres prehistóricos dibujaban su mano y Carlos V se hizo retratar por Tiziano para recordar la batalla de Mülberg.

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