Este chico listo, -es cuatro años más joven que yo por eso le llamo chico-, es un gran trabajador de la escritura, no exento de arte. Esta novela, internacional como "En Busca de Klingnsor", se lee muy bien y además cuenta mucho, así que es buena.
Me recuerda a Jonatan Franzen a quien leí oportunamente en 2004 su novela "Las Correcciones" creo que es un superbetseler mundial, y no dudo que Jorge Volpi también lo sea por ésta que comento hoy. (Después de haberlo leído en 2004 supe que Jonatan Franzen era el escritor favorito de Obama, que hizo un gesto como de hacer cola para su siguiente novela, siendo presidente de EEUU.)
Con los dos además de disfrutar de todos los ingredientes, frases, pensamientos, escenas de cama, tenemos la ventaja de que nos cuenten parte de la historia mundial que hemos vivido y no nos hemos enterado bien, o la habíamos olvidado. Te lo cuentan con tanta solvencia que puedes tomarlo como la historia más histórica, como decían en un programa infantil el libro gordo entretiene...
Recordar la llegada de Gorbachov, el presidente más querido por el mundo entero, aunque no por los rusos. El patán populista y alcohólico de Yeltsin, ¡pero tan querido por los rusos! aquel golpe de estado que les dieron los comunistas con tanques. El 23 F de los soviéticos. Un tal Boris Gulko se suicidó (recordé el nombre mientras lo leí) por el fracaso, y hubo muertos, en Rusia nunca falta de eso en abundancia. La vida familiar y las tensiones adolescentes se mezclan con la siempre presente Palestina, y los altos fondos, bolsa, acciones, la revelación del genoma humano, Reagan, Clinton.
Parece que un mexicano no podría atreverse a escribirles esta historia de vodka y güisqui, parece que solo pudieran hablar de rancheras y de tequila, pero no, Jorge Volpi es un muchacho que puede competir con cualquiera, no tiene complejos ni dejes y nos homologa a los grandes y comerciales escritores que se vendían en los kioscos de las estaciones.
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