Publicidad gratuita.

Hoy se ha marchado la empresa Ferrovial a los Países Bajos. Una patada en la boca del gobierno, de este gobierno que "fala" a favor de los pobres y les impone impuestos soberbios  a las grandes fortunas. Por cierto a Ferrovial les ha presionado, ha amenazado con no sé cuántas cosas, diciéndoles que ellos no saben lo que les conviene, o que no saben dirigir empresas. Pero desde que anunciaron su marcha han subido un 4% de valor en bolsa, y mañana más, seguro. 

Por eso titulo el artículo como lo titulo.

Deberían alegrarse, pues es una empresa franquista, ya que he podido ver que fue fundada en 1.955. Por cierto hoy escuché en "La Sexta" que se iban de Madrid (ya no de España, para trasladar el golpe a la popular Ayuso) a los Países Bajos.

Pasa parecido con Mercadona que presume de no gastarse un euro en publicidad, ni falta que le hace. Hoy anuncian los periódicos que esta empresa, que no les paga nada a ellos, nos va a rebajar 500 productos básicos. Será para hacer caso a las niñas del gobierno que llevan haciendo publicidad gratuita a estos supermercados con marca blanca que se enriquecen, claro que se enriquecen y no van a dejar de hacerlo, con la subida de precios. La rebaja será por lo que Irene o Ioane, o Lilith o la ministra Calviño que compra las ofertas, han presionado. Como si estos supermercados fueran los únicos afectados por la subida de precios y la subida de costes. Estas mismas ministras que luego (además) presumen de que en España los precios no han subido tanto como en otros paises de la "ocedeé".

Pues sí: yo tengo comprobado que algunos productos han mantenido su precio, pero los tambores, -que ya no son tambores, sino que tienen forma rectangular-, de detergente ya no contienen cinco kilos, sino tres y medio y el chorizo también es más pequeño y las cuñas de queso y no sé cuántas cosas más... y además les hacen publicidad hoy, para que las ministras presuman de que les han metido en cintura. Aunque todos sabemos bastante bien lo que cunde lo que nos llevamos en la cesta, y también el billete de 50 euros que dimos a la cajera, que cada vez trae menos vuelta.

En resumen, que en los países libres los ciudadanos y las empresas hacen lo que les conviene y los gobiernos deben trabajar de la manera más conveniente, (y más humilde también) porque si no nos podemos ir a la competencia.