Era miércoles santo y nos costó trabajo encontrar alojamiento. Todo estaba lleno en todas partes para los siguientes días y también para los previos a la semana santa. Pero tuvimos hueco. No obstante como llovía un poco pude hacer buenas fotos sin gente.
Nunca me informo antes de ir a los sitios. No quiero tener fotos previas en la cabeza, ni siquiera quiero saber la historia, a no ser que ya la sepa como sucedió en Brihuega. Si la sé camino de su mano y puedo recrearla e imaginar al verlo. No era el caso de Albarracín, entonces se me abren varias opciones, o imagino la historia aproximadamente, o la disfruto como si pudiera haber sido parte de mi niñez, vueltas, fantasías, escondrijos, juegos, baños... O la disfruto pensando lo interesante que sería pasar quince días allí agotando todas sus posibilidades.
Yo fui muy felíz en mi pueblo, pero hay que reconocer que en Albarracín se podía haber pasado también una fructífera y aventurera niñez.
no hay color en el cielo porque estaba nublado y a ratos llovía, pero se compensa con la claridad y limpieza de los colores de los elementos terráqueos y edificaciones.
recuerda bastante a Molina de Aragón.
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