jueves, 6 de enero de 2022

Lectura morbosa

Un buen amigo me pasó la afición por Patricia Highsmith. He comprado y leído bastantes libros de ella y, de los que tengo en mi colección me faltaba éste y Extraños en un Tren, que un día empecé y, de puro placer, tuve que interrumpirlo. Algún día lo culminaré.


Hoy estoy con "Ripley en peligro", y estoy con él, tengo mucha capacidad de compadecer y meterme en los personajes, y como Ripley es malo, tengo la sensación de haber hecho algo malo y seguirá conmigo hasta que acabe el libro, como las otras veces. Es una lectura morbosa; estoy atrapado en ella y me gusta la sensación y eso que no soporto las películas de miedo: la música, cuando alguien se está metiendo en lo oscuro, me estremece hasta un punto que no aguanto, tengo que salirme. Me pasa parecido con la violencia, que aguanto bien en la literatura, pero casi no puedo verla en la tele. En la realidad, como Juan Sin Miedo, otro personaje literario, no tengo miedo de meterme en casi ningún lugar.

Nunca me duelen prendas en afirmar que soy bastante buena persona, así que aproximadamente soy  lo contrario a Ripley. Supongo que me excita su cálculo, su anticipación, su arrojo hasta la violencia imprescindible para no tener que perder, humillarse o reconocer que ha estafado o robado. Soy un carablanda que disfruta metido en las aventuras de un caradura.

Examinándome sicológicamente un poco es posible que sean esos "tierratrágame" que están ocultos en mi pasado, esos que el encuentro con alguna persona, o la simple aparición, percuten o pellizcan mi autoestima, son los mismos cadáveres ocultos que tan bien "gestiona" Tom Ripley, y que (estoy casi absolutamente seguro)  en mi caso la gente habrá olvidado, si es que reparó entonces en mi patinazo u obcecación. 

Pero yo -creo que como todo el mundo- los tengo como un peligro latente en el sobrao de mi alma, y eso es lo que me hará empatizar tanto con este personaje de la literatura universal.

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