viernes, 10 de mayo de 2019

Resistir o dejarse vencer.

No tengo más que un teléfono tonto, de los que se hacen para los viejos y dura, hasta ahora, 6 años. En este tiempo mi hija ha gastado tres teléfonos inteligentes. ¿Dónde está la inteligencia?

Claro, que para ser socio de muchas de las ventajas de los cupones de la cadena DIA, donde he hecho la mayor parte de mis compras estos años, hace falta un cacharro inteligente para "bajarse la AAPP" pues la cadena ahora está en liquidación y a lo mejor es que los viejos nos resistimos y no hemos caído en sus últimas apuestas de modernidad.

No tengo televisión de pago, no pirateo por Internet, no he visto Juego de tronos, no apuesto on line, ni tampoco en los establecimientos que ahora están tan de moda en las ciudades y pueblos grandes como en el que vivo. A no ser que llueva mucho, vengo andando al trabajo. Mi coche es sencillo, tanto que las ventanillas se bajan con manivela y todavía se puede arrancar "a tirón". No tengo voluntariamente tarjeta de crédito (el banco nos "obligó" a tomar una y a hacer un número de gastos anuales. Nos limitamos a cumplir con ese compromiso para ahorrar comisiones).
Claro que me he dejado vencer en esto de la tarjeta, igual que en tener teléfono móvil: me conformaría con el teléfono fijo de mi casa para hablar con mi madre una vez al día, esa costumbre que practicamos gracias a los móviles y que ya parece imprescindible, aunque muchos días, si no preparamos algo la conversación se reduce a "hablar por hablar".
Huí del Facebook, ahora soy un cliente pasivo que, como mucho, contesta o pone un "me gusta" de vez en cuando; pero ya no creo, ni manejo, ni me preocupo por nada.
Trato de ser libre, por eso tampoco me voy a abonar a una televisión de pago, aunque no hagan más que anunciarlas como noticia en los periódicos digitales que leo.
Trato de sentirme inteligente y "vivir fuera del rebaño" como dice la canción de Brassens traducida por Paco Ibáñez. Aunque ellos son muy fuertes, y las administraciones públicas colaboran. Es muy difícil hacer la declaración de la renta si no se tienen estas cosas.
Todo te lo facilitan, al principio muchas cosas son gratis, pero al final terminan cobrándote. Nos han inventado distracciones para un tiempo libre que ya no teníamos. Nos están robando algo esencial que es el tiempo de vivir. Gracias a ello los que triunfan ahora son riquísimos y dejan montones de cadáveres por el camino.
No sé si los que os dejáis vencer sois más felices que yo, o incluso más listos.
Pero yo soy más un poco más libre que la mayoría, de eso estoy seguro.

 

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