martes, 5 de diciembre de 2017

Un gran cantante

Se llama Luis Santana y ayer he disfrutado de sus superdotes para ese oficio. Una capacidad pulmonar soberbia, una eslasticidad de cuerdas vocales sublime y una musicalidad elevadísima; resultó espectacular, agradabilísimo.
Claro, que es un barítono, la cuerda de voz que tenemos la mayoría. Los barítonos por aquí no son famosos, ni la música compuesta para ellos suele ser muy apreciada. Exceptuamos a Schubert, pero compuso en alemán. En una colección de 100 discos de música clásica no suele faltar uno de "lieder". Pero estoy seguro de que en nuestro país es de los que menos se escuchan de la colección.  Su intérprete masculino en la era del disco fue Dieter Fischer-Diskau y yo,  que no soy muy aficionado al canto, es el único barítono que conocía.
Ayer conocí Luis Santana, que tenía en su mano un repertorio poco llamativo. Dentro de unas jornadas de homenaje a José Zorrilla, el autor del Tenorio más famoso, nos colaron este recital con música sobre poemas de Zorrilla y Campoamor. Poemas del siglo XIX, sin ninguna relación con Joaquín Sabina, que es el que nos gusta en nuestra casa.
¿Cómo colocar el calzador para hacernos entrar en el espectáculo? Con cercanía, comentando las obras y con alardes musicales nos fue metiendo a todos en el saco de su arte, muy bien secundado por un gran pianista con nombre de pintor: Antonio López.
Nos llenó la tarde, nos hartamos a aplaudir y daré mi mayor elogio: yo, que tengo miles de cintas, vinilos y CD, pero que me paso mucho más tiempo escuchando radio clásica, que, además  no me interesa la poesía del siglo XIX, y que de la formación pianista-cantante clásico, solo la tengo en una cinta de Schubert, que no sé si he oído un par de veces (obligándome a ello, por cultura)... ME HUBIERA COMPRADO AYER  el disco de este autor si lo hubieran vendido a la salida por 15 euros.
Conociendo mi tacañería y que actualmente suelo comprar CD por cincuenta céntimos, está dicho bastante.


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