jueves, 23 de noviembre de 2017

Justicia para "La manada"

Todos tenemos la opinión a la que llegamos con nuestros conocimientos. En mi trabajo muchas veces tengo que tratar con gente que me trata de llevar a su terreno, quieren tenerme de su parte en un conflicto. Que yo les de la razón; lo quieren ya, con impaciencia. Ante su presión, más ligera o más pesada, mas educada o más maleducada, más sibilina o más descarada, yo he aprendido a oponer paciencia.

Es curioso que en el tema catalán, del que mucha gente sabía mucho porque había mucha información, una gran mayoría de gente era y es equidistante. Sin embargo en el tema de "la manada", que se trata de un grupo de cinco jóvenes que fueron a divertirse y a intentar practicar sexo en los sanfermines, la mayoría de la gente se manifiesta y parece que tiene clarísimo que fue una violación.

Yo no, y menos para condenar a nadie. Tendría que conocer el ambiente de los sanfermines, que es bastante sexual según se cuenta: muchas camisas blancas mojadas (luego, mucha transparencia)  mucha gente junta, mucho roce. Mucho alcohol, mucha doga, mucho calor, mucho hedonismo: seguramente la juerga mayor de Europa (quizá del mundo). Ni harto de vino iría yo a semejante tumulto.

Mucha gente va a lo que va. Muchos chicos van a lo que van, casi siempre; y algunas chicas van a lo que van, algunas veces.
Ahí vienen los equívocos. Seguramente muchos chicos cuando hemos sido jóvenes hemos tenido fantasías con el sexo en grupo. Creo que algunas mujeres quizá las hayan tenido también. Si alguna ha querido o quiere llegar a materializarlo, a diferencia de un hombre, es altamente probable que lo consiga si se atreve. Probablemente el sitio ideal puede sea una fiesta como los sanfermines. Los chicos no lo tienen tan fácil: es la ley de la oferta y la demanda. Ellos suelen demandan ilimitadamente y ellas seleccionan.

Desconozco el caso de "la manada". He procurado evitarlo. Me da pavor obtener detalles porque tengo una hija, que es lo que más quiero en mi vida, y me dolería muchísimo que alguien la forzara, la hiciera daño, la humillara, la embaucara.
Me dolería mucho, aunque ella lo hubiera buscado inicialmente.

Yo, en principio, estoy un poco de parte de quien pide justicia. La chica la pide con gran desgaste para su imagen. Seguro que en todo este largo tiempo ha habido veces que hubiera preferido olvidar y no denunciar. Le saldrá muy caro, en muchos sentidos, si absuelven a los miembros de "la manada".

El problema para quien tiene que juzgar es que le saldrá muy caro a esta chica, que ha sido muy perjudicada por esta situación, y dada la dimensión (actualmente supera a la crisis catalana) de la noticia, la absolución perjudicará a muchas más mujeres. Ya es más que un juicio. Muchas personas emiten su veredicto de culpabilidad y presionan para que así sea el veredicto del tribunal. Los políticos, los líderes de la comunicación, ya saben que ganarán más si piden culpabilidad. No me cabe ninguna duda de que si los jueces absuelven, saltarán a la palestra figuras secundarias de todos los partidos diciendo que respetan mucho las actuaciones judiciales, pero en este caso...

Me solidarizo con la chica perjudicada, con los cinco chicos perjudicados, y con la justicia, que saldría perjudicada si los absuelve por falta de culpabilidad o porque no se ha quebrado con claridad la presunción de inocencia, esa la que todos tenemos derecho.

Voy acabando: espero que los jueces que están recibiendo todas las declaraciones y pruebas acierten. Son las personas más preparadas para ello y quienes más cuidadosamente van a estudiar el tema, estoy seguro, tienen esa responsabilidad así que me fío de ellos y no voy a presionarlos lo más mínimo.

Hace unos meses estuve viendo una parte del desfile del orgullo gay. Muchas manifestaciones de ese desfile me parecen muy sexuales, hasta obscenas algunas de ellas. Muchas personas que ahora se apuntan al lado de condenar a los chicos por el sexo confusamente consentido o inconsentido, por aprovecharse de ella, parecen haberse vuelto un poco puritanas,  hace unos meses exhibían la bandera del orgullo gay y aplaudían sus manifestaciones de exhibicionismo sexual en el desfile.
Yo creo en el amor y el sexo libre, consentido, ordenado o en bacanal, casa cual  como prefiera; creo en la libertad. A mi edad y teniendo una hija de 17 años, debería apuntarme al puritanismo, al férreo control de los agresivos machos; luego a que se les marque el terreno y que se dé un escarmiento. Es lo cómodo, pero no sé si es lo justo.
¡Viva la justicia! ¡Muera la impaciencia!


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