Yo tuve dos coches de segunda mano. Con ellos aprendí sus enfermedades y las consiguientes inseguridades: miedos, cada vez que tenía un problema mecánico, se me apoderaban. Solo he usado la grúa 2 veces en 29 años. El domingo fue la segunda vez y esta con mi hasta ahora robusto y despreocupado Dacia Sandero de casi 13 años de salud y satisfacciones.
Es una "razón" sentimental, viejo amigo, no soy yo hombre de usar y tirar, sino de recoger lo que otros tiran (hace trece años estaba buscando otro coche de segunda mano pero surgió éste nuevo a solo un poquito más de precio). Estoy herido, bajo de moral, me pasó mucho con los anteriores coches y cuando venía el arreglo volvía a olvidarme de la inminencia de los fallos, de los ruidos extraños, pero ya sabía que era mortal. Lo tenía olvidado, y en esta ficticia inmortalidad viajé abundantemente, como habéis visto en esta pantalla.
Solo pido y espero que no me pase como Machado que en su olmo viejo terminaba:
mi corazón espera,
también, hacia la luz y la vida,
otro milagro de la primavera.
Dicen que se refería a su esposa Leonor, para la que no hubo milagro, que murió al poco tiempo.
Estoy melancólico y disgustado porque no cuidé como merecían su salud y la mía. La vida es así.
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