martes, 7 de enero de 2020
"Tus pasos en la escalera", una inquietante novela.
Estoy impactado por este ladrillazo, aún me cuesta respirar plenamente. Hace cinco minutos que terminé esta novela de Antonio Muñoz Molina y he ido a la cocina a comer algo porque lo estaba necesitando y no había podido soltar el libro hasta el final. Ahora estoy percutido por el Arte, ese artificio humano que consigue involucrarte y te cambia la vida, porque al final eres distinto, cuando aparece te lleva a otra habitación ética o estética y, aunque mañana superes la impresión, la has agregado a tu experiencia.
Muñoz Molina ha conseguido engañarme: la última novela que leí de él no me gustó y pensé que esta iba por los mismos derroteros de cerocerismo introspectivo y cuatro pinceladas autobiográficas, sin embargo en ésta ha aparecido el Messi que lleva dentro y se ha llevado un partido que había construido de principio a final.
La genialidad que a mí me ha rendido no os la voy a revelar; tiene que ver con la cuesta abajo de la vida y sus fantasmas, y el que yo empiece a transitar o a temer un próximo tránsito, hace que sea un sujeto pasivo especialmente adecuado para recibir esta novela, de ahí el gong que se ha quedado sonando en mi cerebro.
Por otra parte le agradezco al escritor que me haya llevado a Lisboa, donde estuvimos hace tres veranos, y pateamos bien el barrio donde vive, cerca del Museo de Arte Antiguo. Es un placer, como la reciente Roma de Zola, que un gran escritor te reviva un escenario.
La novela es demasiado contemporánea, circula por ese terror inminente de las disfunciones cerebrales que nos aguardan y uno, como lector y escuchante de muchas entrevistas del matrimonio Elvira Lindo-Antonio Muñoz Molina resulta desquiciado de esa comodidad que es imaginar que ambos son los protagonistas de la novela, pueden serlo durante mucho tiempo de lectura, -para mí lo han sido- pero hay un momento en el que notas que está y aparece Messi y lo revoluciona todo llevándolo a las mallas de una realidad universal.
PD y Messi no aparece, pero sí y mucho, sin citarle, el miembro de Meccano José María Cano, que creo que vive también en Lisboa.
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