No es por lo díscolos que seamos los españoles, que en todas
partes cuecen habas. Es la cuestión de la desigualdad y los privilegios lo que
encabrona la situación. Existen lo que se llama las haciendas forales, que
están en las provincias vascas y en Navarra. Las haciendas forales de esos
lugares recaudan los mismos impuestos que el resto de los españoles; eso, grosso
modo, no se puede variar mucho. Lo que sí varía es que esas haciendas
recaudan su dinero y se lo quedan (todas las provincias tienen alto nivel de
vida, además) y pactan periódicamente con el estado central cuánto “ponen” para
gastos generales. Ahí está el germen racional del nacionalismo actual, otra
comunidad autónoma con alto nivel de vida quisiera o quiso hacer lo mismo. Es
muy difícil sostener esa contradicción, máxime cuando sucede que los ricos
forales se hacen más ricos, pagan más sueldos a sus funcionarios y reparten más
beneficios sociales y al resto no nos va tan bien, especialmente a Cataluña que
sospecha que, con una hacienda foral, le iría mucho mejor.
La única solución es que la integración europea un día acabe
con esta injusticia imponiendo una hacienda pública europea. Es lo justo y lo
necesario, -más aún debe serlo con la globalización, deslocalizaciones, etc-,
que no haya países con ventajas fiscales sobre los otros, porque se están
llevando las matrices de empresas
tecnológicas; la mayoría tributan en Holanda, Luxemburgo o Irlanda.
Las envidias son muy malas. Estoy leyendo un libro sobre el "General Mola, el ególatra que provocó la guerr civil" donde late y -a mí me convence- la tesis de que la principal causa de que parte del ejército se alzara, son los recelos de y hacia los militares
“africanistas”, que se habían beneficiado de ascensos meteóricos en el
escalafón gracias a los méritos de la guerra colonial del Rif, sistema que había propiciado la
monarquía, y que quería enmendar la república con la ley de Azaña. No quería
perderlos esa hermandad de militares, favorecidos por la guerra de África, tan
egoísta en preservar todos los escalafones y ascensos a su favor.
De no haber
existido, no nos hubieran lanzado a la guerra, pues las armas las tenían ellos y
nadie más.
Una injusticia, porque sea histórica, no deja de ser
injusticia.
A ver si ahora, que se van los del Brexit, la unión europea
avanza en la justicia y nos echa una mano en superar este anacronismo español.
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