Parece que toda la historia podría cambiarse torciendo o eliminando un suceso, pero no suele ser así, hay un mar de fondo que es muy difícil rectificar. Hitler o Stalin, habrían sido producidos por esas sociedades, aunque no hubiera sido con esos nombres y aquellos bigotes.
Pero la guerra civil española nunca hubiera ocurrido sin el golpe promovido por Mola, al que se sumaron Franco y otros militares descontentos, que temían que sus ascensos, logrados irregularmente en la guerra colonial de África, les fueran revisados. El padre del golpe militar, que es, fundamentalmente, Emilio Mola Vidal, era quien tenía más que perder con la reciente victoria del Frente Popular. Franco no tanto, no es que le entusiasmara la república, pues en algún momento hasta se presentó como diputado, pero sabía nadar y guardar la ropa, mientras que este otro militar, era mucho más rígido; había sido encarcelado y también, por ejemplo, había publicado un panfleto titulado "El pasado, Azaña y el porvenir" contra el ahora presidente de la República. En la conspiración de la que hablamos se llamaba "El Director" y de Franco, que parecía no querer sumarse, dijo "con Franquito o sin Franquito" haremos lo que tenemos que hacer.
Lo que quiero decir es que en España en 1936 no había capacidad de armar una guerra más que por los militares. Los sindicatos y los partidos políticos no tenían armas y, aunque estuviera el país muy dividido, que lo estaba como hoy Cataluña, no hubiera pasado nada grave sin golpe, subsiguiente división del ejército y vacío de poder. En la extremización que produce un pronunciamiento como ha sucedido ahora en Cataluña donde los partidarios de uno y otro pensamiento se agrupan en la misma trinchera, ninguneándose la gente centrista y conciliadora.
Afortunadamente, aquí, ahora, las armas están a buen recaudo, no hay hambre ni miedo de ser desposeído de las tierras o dinero: hay poca gente dispuesta a tirarse al monte. Por no haber, no hay terrorismo, ni aún ha habido muertos por esta causa.
Fue necesario un golpe que lo pusiera todo patas arriba para que la gente comenzara a asesinar a sus oponentes, luego todo vino rodado y es que eran malos tiempos, con el fascismo y el comunismo, en pleno vigor, alimentando la hoguera.
Comparto totalmente esta visión. No estábamos abocados a la guerra civil como algunos dicen que lo estábamos inevitablemente. La República intentó rectificar unas injusticias seculares con reformas diversas como la agraria, que molestó a los terratenientes, la educativa, a la Iglesia, o la militar, a los africanistas, y fueron estos privilegiados los que acogieron con entusiasmo el pronunciamiento dirigido por Mola, el cual quiso desde su concepción que fuera lo más violento posible, para que no hubiera marcha atrás, como en el 34. El fracaso del pronunciamiento dio paso a la guerra. Luego la violencia se desató por ambas partes, una de las cuales sigue sin poder honrar a sus muertos, la otra los ha hecho mártires y santos. Pero la responsabilidad de todo este odio desatado tiene nombre propio, el que tú has citado. Y muchos cómplices, también con nombre y apellidos. ¿Cerraremos algún día la herida?
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