Es raro que dieciséis años después del año
dos mil las noticias sigan girando tanto en torno a esa actividad/pasividad tan
acientífica. El año dos mil, que mi generación
veíamos como ciencia-ficción, en lugar de la ciencia, en las noticias
encontramos que domina todavía la ficción.
Pienso que las religiones más pujantes, (y
con esto quizá me contradiga algo con mi artículo sobre los sacrificios
humanos) http://guerracivilenlas5villasdeavila.blogspot.com.es/2016/04/sacrificios-o-eugenesia.html son las que presionan a sus fieles, piden más entrega, más sacrificio;
más fe y menos razón.
Sí. Porque parece que una religión como la
familiar religión católica, que ya comprende públicamente la homosexualidad
“¿quien soy yo para decir que una persona gay no puede entrar en el reino de
los cielos?” -dijo el Papa- carece de garra. Creo que lo último de este hombre
es que ha dado de comulgar a unos
divorciados.
No sé si los católicos siguen comiendo “de
viernes” durante la cuaresma, que era lo
más exigente -por decir algo-, que yo he conocido. Un mero atavismo residual;
nada que ver con las ordalías o Juicios de Dios de la Edad Media. Hoy tienen
enfrente la dura competencia cristiana de los evangelistas, que están
constantemente leyendo la
Biblia , y a los testigos de Jehová, que están constantemente
dando la vara, y me parece que se llevan
a su redil a muchos de los creyentes más dispuestos y entregados.
Es decir, que a medida que se hace razonable,
incluyente y cómoda, una religión menos
religiosa es. La católica viene evolucionando desde lejos, en la Baja Edad Media ya
surgi el énfasis en la dulzura de la Virgen María, que una madre siempre es más
comprensiva. Las últimas guerras puras de religión en Europa fueron de Carlos I
y Felipe II. Luego han podido ser “telón
de fondo”, pero ya nunca más la causa principal. Nada tiene que ver con la más
machista religión islámica, tan espartana que impide comer y beber agua al sol
del mes de Ramadán, y busca expandirse hasta por la "guerra santa".
Imagino que las biblias de los misioneros
católicos en África, tan devaluadas por la razón, poco tienen que hacer frente
a los coranes, portados por otro tipo de proselitistas con el más “actualizado”
mensaje reaccionario y antioccidental, que pueden exhibir como carta de
presentación los musulmanes.
Y ahí tenemos a Francia y Bélgica, con los
soldados desplegados de tres en tres por las calles, llevando el dedo índice cerca del
gatillo de sus fusiles de asalto. Esto nos importuna más que atentado semanal
en Siria, Irak o Pakistán, terribles carnicerías de muertos sin nombre. Pobres
muertos en la edad de los teléfonos que permiten gratuitamente saludar por
escrito a cualquier parte del mundo, de los coches que se aparcan solos, de los
proyectos de mandar hombres a Marte...
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