Durante casi treinta años he estado acumulando libros sin leer. Solía adquirir las ofertas de lanzamiento de las colecciones que salían y siempre he estado atento a las ferias del libro de ocasión. Actualmente compro muchos en el rastro de Béjar, aparte de que mi amigo Ovidio me ha regalado bolsas de libros. Ahora estoy de lector voraz, porque como Fernando Savater me considero más lector que escritor (tomadlo con ironía, no puedo compararme con este admirado escritor, del que atesoro en casa varios libros, también sin leer)
Ocurre que gusta variar y descubrir en mis avaras estanterías: suelo entreverar mis lecturas, literatura en español, con historia o biografías, algo de filosofía, también tengo de viajes.., y los libros me asaltan o los abordo yo, a veces me rechazan. Me ha rechazado Proust, Ada o el ardor de Nabokov, Paradiso de Lezama Lima, Años y leguas Gabriel Miró, no acabé la Vida de Estebanillo González, ni el Quijote de Avellaneda, pero algún día los atraparé con buena disposición y todos serán míos.
Ahora estoy leyendo el primer libro de cuentos de Guillermo Cabrera Infante. Se llama Así en la paz como en la guerra y es de 1960.
Lo conocido de este gran escritor es que era recurrentemente anticastrista en todas sus entrevistas y supongo que no nos caía bien a los que nos queríamos sentir de izquierdas; habiendo tanto que leer, por qué perder el tiempo con un cubanazo tan localista como parecía (y es) y de propina tan machacón en eso de repetir cosas como que había conocido a Fidel Castro cuando no era más que un gángster. Y luego con ese aspecto distante de sapo engreído... (supongo que esta imagen me la indujeron otros) Total que aunque compré sus libros por prestigiar mis anaqueles. Los tenía arrinconados, bastante más arrinconados que otros.
Supongo que después de que se me cayeran los palos del sombrajo con Silvio ha sido un buen momento para leer a Cabrera Infante y ponerme al día con los ejemplares de su autoría que atesoro. Y aquí me tenéis, disfrutándole. Este libro tiene catorce cuentos, cada uno precedido de un entremés que llama “viñeta” cuya temática “recurrente” es la persecución y torturas de los esbirros de Batista a los que estaban conspirando para traer la revolución. S propio padre según narra en “Habana para un infante difunto” escribía en un periódico comunista. Se entiende que una vez desencantado del castrismo, del que fue un cargo importante en la cinematografía, y habiendo escapado de la revolución, tenía los anticuerpos muy activos.
Desde aquí recomiendo los cuentos “Un nido de gorriones en un toldo” que es delicioso (uno agradece a los cubanos, animales tan políticos, que hablen de temas apolíticos) y una reivindicación feminista “Una mosca en un vaso de leche”.
No leas tanto y continúa con tu libro. (-_·)
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