Acabo de ver y escuchar una entrevista de Joaquín Sabina en 2011 en la que estaba entusiasmado con "lo de Túnez" y lo describía como lo más bonito y esperanzador: un dictador menos, tumbado por la gente , apoyada en las redes sociales, pero no es así, desde luego que los tunecinos están mucho peor en 2018, ya que eso tan laico, no es tan laico y además ha habido un coladero de terrorismo integrista que les ha privado de casi todo el turismo. Los cruceros ya no van por allí, y los hoteles de lujo ya no son ocupados por occidentales= hambre, pobreza, caldos de cultivo de más inestabilidad.
Después de lo ilusionante de Túnez cayó Mubarak en Egipto y después, con guerra civil incluida, cayó Gadafi brutalmente, y con exhibición de su cabeza como trofeo cinegético. Ya puestos, nos pusimos (porque algo hicimos los occidentales) a tumbar a el Assad. Y entonces se lio la que todavía esta liada:, muertos, desplazados, xenofobia en Europa, Isis o Daesh, y réplicas asesinas en Francia España, Inglaterra, Suecia, Estados Unidos...
Ahora nos enteramos que se puede manipular por las redes sociales. Rusia ha aprendido y dicen que manipuló el Brexit, las elecciones norteamericanas, Cataluña...
Me cuesta creer que nosotros los occidentales no hiciéramos lo mismo en los países árabes, porque creyéramos que ya estaban maduros para escapar del control de los autoritarios (nuestros hijos de puta) que occidentalizaban a paso lento conteniendo al integrismo. (No sé si lo hacían o lo estaban cultivando, pero a los hechos me remito).
Quiero decir que, ingenua o dolosamente, nos hemos engañado abriendo cajas de Pandora; porque las hemos abierto, las revoluciones de otras épocas no se orquestaban tan fácilmente, y los huecos que dejaban no se ocupaban tan rápido por los reaccionarios, y toda ésta tan terrible que se ha liado.
<<Que por cierto beneficia al turismo en España. Pero no creo que seamos nosotros los españoles los maquiavélicos que hayamos tramado o nos hayan dejado tramar nuestros hermanos mayores occidentales este kilombo>>.
Más nos veo engañándonos ingenuamente, porque somos positivos y queremos creer en el pueblo como hacía Sabina en aquella entrevista.
Lo cierto es que. y parecía que no- seguimos a la sombra del 11-S. El cáncer de Mohamed Atta ha hecho tantas metástasis, que no sabemos cuándo parará. La primera fue derrocar a Sadam Hussein, por las armas, los de después por las redes sociales es más sibilino, pero no deja de ser.
Será porque soy viejo, pero creo en las evoluciones lentas, en la digestión, incluso en los pasos atrás, aunque no sea para coger impulso, sino para deshacer lo imprudentemente iniciado. Lo que no creo más es en las revoluciones.
Soy conservador, de la vida, pero mucho, de verdad.
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