Mi amigo internáutico Luis Pancorbo lo clavó
en este programa de imágenes viejas pero
de una idea imperecedera: el país
de Eldorado. http://www.rtve.es/alacarta/videos/otros-pueblos/otros-pueblos-venezolanos/1923845/
Así me creo yo Venezuela, aunque no haya ido nunca, aunque nunca vaya a ir a pesar de ser un lugar de tan espectacular naturaleza y la patria de uno de los compositores-guitarristas que más he tocado: Antonio Lauro.
Así me creo yo Venezuela, aunque no haya ido nunca, aunque nunca vaya a ir a pesar de ser un lugar de tan espectacular naturaleza y la patria de uno de los compositores-guitarristas que más he tocado: Antonio Lauro.
Hablé un poco con un joven venezolano cuyo padre era de mi pueblo. Estaba
en 2006 en Cardeñosa viviendo con su abuela nonagenaria y buscándose la vida en
un lugar de tan pocos y malos trabajos como Ávila. Cuando nos vimos coincidió que yo estaba preguntando a un viejo sobre la
guerra civil, y a este venezolano no le gustaba que siempre los españoles
estuviéramos con esta “murga” de la memoria histórica, (creo que oía emisoras
de radio de derechas). Venía muy rebotado de su país y, aunque no le estaba
yendo nada bien en Ávila, no pensaba en volver.
Una conocida venezolana, también en la pasada
década, me dijo que tenía precaución por su hermana; que no hablaba francamente
de política con ella, porque acababa de entrar en una administración pública de
allí. Creía que estaban intervenidas las comunicaciones.
Me hizo este planteamiento: “Fíjate tú qué
país más avanzado es Venezuela, que va a implantar antes que nadie en el mundo
el voto informático. Ni Japón, ni Inglaterra, ni Suiza, ni Estados Unidos: Venezuela. Pero ¿Quién va a
votar pensando que un estado totalitario pueda controlar de alguna manera tu
voto secreto? O ¿qué interés puedes tener en votar para sacar a los que hay, -y
jugártela- si pueden hacer un pucherazo electrónico? Hay que ser muy valiente”.
Creo, sinceramente, que la oposición
venezolana es muy valiente. Lo está pagando con muertos y con cárcel.
Venezuela vende petróleo y no fabrica nada.
Esto es tradicional. Hace poco hubo una crisis de papel higiénico, una cosa
-creo yo- tan sencilla de hacer, que importan: un país con tanta madera. Así
cientos de cosas más.
Mande quien mande allí, se enfrentará al país
de Eldorado, acostumbrado a gasolina más barata que el agua embotellada, y a
toda clase de subvenciones, que dan para el lujo cuando el petróleo está caro, y
para malvivir y protestar, cuando el petróleo está en su precio.
Durante la época de Chávez, por eso es incluso
para una parte de la oposición como un hombre venerable al lado de Maduro,
había dinero hasta para permitirse la chulería de enviar ayuda económica a los
pobres de Estados Unidos, para que no sufrieran pagando calefacción. Por
supuesto, había más ayudas sin tasa a los “hermanos cubanos”, petróleo gratis y un cable
marítimo para -romper el “bloqueo”- y
que tuvieran internet. Por cierto, no sé si le funciona a la gente común de Cuba.
Políticos machotes que, con voces
altisonantes, apuestan, presumen, gallean..., en mi cultura -o puede ser porque les tenga un poco mal vistos-, nos resultan
empalagosos, desagradables. Pero si lo hacen así será porque allí gusta.
Lo peor no es que se salgan de las
organizaciones internacionales. Lo peor, lo horriblemente peor, es que, metido
en una vorágine de protestas de la derecha y el centro, frente a la que es
impotente, Maduro prometió hace poco entregar un millón de armas a los de su partido,
para que estuvieran preparados para “defender la revolución”.
Armas para el pueblo y cientos de asesinatos
en las cunetas viene a ser lo mismo. O preparación de una guerra civil. Ojalá
me equivoque.
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