Despierto con los 84 muertos de Niza. Un hombre francés, de origen tunecino, ha tomado un camión y lo ha lanzado contra la multitud que veía los fuegos artificiales de la fiesta nacional francesa. Después ha sido abatido (este verbo ya tiene una única connotación: alguien que después de realizar una masacre es matado por las armas de la policía).
En la radio se hablaba de que había voces que pedían que no se difundieran las imágenes, "porque eso es lo que los terroristas quieren para cosechar más adeptos". Puede ser. Pero lo que más adeptos les ha dado en las últimas semanas es el que se haya desvelado oficialmente el cambalache del "trío de las Azores" que, capitaneado por George W Bush, decidió que tras la masacre de las Torres Gemelas no le bastaba con tumbar el régimen talibán de Afganistán, -que se hizo con el consentimiento prácticamente mundial-, sino que podían aprovechar para merendarse un país con muchas reservas de petróleo y repartirlo entre los negociantes petroleros que le apoyaban. Esa guerra. iniciada en 2003, en la que aún estamos, puede que dure un siglo, (por decir una cantidad redonda de años lo he puesto en mi título) puede que más y puede que menos, pero no se va a acabar pronto.
Aquello es cierto; si alguien es directo y franco son los norteamericanos blancos. El hermano gobernador de Florida, Jeff Busch, vino a España a decir públicamente que podíamos hacer NEGOCIO en la reconstrucción, que nos lo habíamos ganado. NEGOCIO, LO DIJO CON ESAS PALABRAS. Poco después batimos el récord europeo de terrorismo con 195 muertos en los trenes de Atocha. La guerra de Irak (creo que la primera) fue definida por el fanfarrón de Sadam Hussein como la "madre de todas las batallas" y ha acertado, porque la de ayer en Niza es una de sus hijas.
La guerra de Irak fue la primera guerra contemporánea semiprivada, había una empresa de seguridad: "contratistas" que actuaban como un poder paramilitar. Se trataba de repartir un pastel de yacimientos petrolíferos, y con ese tesoro las empresas constructoras españolas podían hacer una parte de las nuevas viviendas, puentes y diversas obras públicas. Los americanos se quedaban con el petróleo y la seguridad. El trío Bush, Cheney, Ransfeld, alguno accionista de esa empresa paramilitar de contratistas de seguridad, haría el negocio del siglo.
Pues es el patinazo del siglo. Los americanos se han ido de allí después de 4.000 muertos, con montones de soldados traumatizados psicologicamente y algunos convertidos, que se activarán con armas en la mano y las usarán para lo que fueron concebidas, para matar gente.
Perdió la Razón o perdieron las fuerzas de la "Razón" occidental en Irak; y se pierde o se empata, pero no se gana en Afganistán, pueblo rebelde, (quien mucho abarca poco aprieta) se pierde en Siria, esto es mérito de Obama y de la herencia de Bush, un estado fallido contamina al vecino. A cambio tenemos refugiados, que muchos efectivamente terminarán de terroristas, porque no sabremos integrarlos en Europa y soñarán melancólicamente su pasado robado de dicha y felicidad como una injusticia, -que lo ha sido y que lo es-
Con ese agravio, que será rumiado a cada gesto de discriminación que padezcan, hay odio para varias generaciones.
Porque ¿quien contratará hoy a un musulmán en Francia, en Bélgica, en Suecia, en Alemania?, si son alimañas que te la van a liar en cuanto puedan.
Todo se complica porque vivimos en un mundo interdependiente, nos montamos en un ascensor que ha sido revisado por personas en cuyas manos dejamos nuestra vida, comemos cualquier alimento envasado y lo comemos pensando que no nos pueden envenenar, lo mismo sucede con el agua de las ciudades, con las centrales nucleares, con los militares o guardias de seguridad armados...
Todo el mundo sabe cómo matar. A un técnico de ascensor le dicen "ten cuidado con esto porque si no el ascensor podría caer sin avisar y matarías a mucha gente", un empleado de una fábrica de salchichas tiene que tener cuidado con que no se infesten de botulismo o de que no lleven veneno, el agua, las centrales nucleares, las policías y ejércitos... Podría seguir dando ejemplos, pero ¿cuántos empleos de ese tipo están ocupados en Europa, sobre todo en Francia, por musulmanes?
Son "sus muertos y nuestros muertos", hoy, aquí, todos somos Niza, pero antesdeayer ninguno fuimos Bagdad o Bangla Desh; en su mundo se producen masacres que nosotros los occidentales no sentimos igual, pero los musulmanes sí, y es otro agravio que no estamos tratando bien.
No tengo la solución. De lo que estoy seguro es de que, conscientemente, no me montaría en un avión francés que fuera pilotado por un musulmán. Ya paso demasiado miedo al descender para aterrizar.
Por supuesto que no son todos, ni la mayoría; que debemos confiar, que la paranoia es peor... Pero ellos, los terroristas, matan con lo que pueden, todo lo que pueden. Anoche con un camión. La imaginación es casi infinita.
Recordemos a Indira Gandi. Ella mandó entrar a sangre y fuego en el santuario de los Shijs. Le dijeron entonces que retirara de su escolta a un Shij. Ella dijo ese hombre lleva muchos años conmigo, le conozco y no me hará nada. La mató en cuanto pudo. Porque Ellos viven -y mueren- la religión de otra manera. No son todos, ni siquiera la mayoría, pero estos sucesos harán que se agraven las cosas. No es ningún caso aislado. Muchos más no matan porque no se sienten capaces.
Mi padre dice "Cuidadme del toro manso, que del bravo ya me cuido yo". Al fiero estado Islámico se le derrotará militarmente, con tanques, aviones y drones; es cuestión de medios. Lo peor es la gente que está entre nosotros, y que se ha compartido todo nuestro estado del bienestar y nuestro alcohol y hasta nuestra pornografía. Y cuanto mejores personas -más mansos- sean, peor, porque sentirán más injustas las injusticias que comentamos sobre ellos ¿quién contratará hoy un técnico de ascensor musulmán aunque sea el mejor, o un técnico nuclear, un piloto de avión...? Pues mucha de esta gente que va a ser excluida, y recordemos que no tiene otro sitio donde ir, nacieron en Francia y son franceses, o belgas, o españoles (recientemente ganaron el campeonato de Europa de Atletismo de los cinco mil metros lisos dos españoles de origen magrebí) y no conocen la polvorienta tierra de sus padres, donde poco hay que hacer, más que de unas vacaciones, o por foto.
No tengo solución para ello, a mí no me valen las cámaras de gas, ni las deportaciones masivas ¿adonde?. Solo cabe que la democracia y los valores de la razón a los que hemos llegado con la filosofía en occidente, puedan triunfar a medio plazo, mediante la educación y el ejemplo, en las mentes de esta gente. Pero si solo les ofrecemos discriminación, y además corrupción y rapiña, estaremos transformándoles en especies invasivas que acabarán físicamente con nosotros y nuestro entorno.
Para otro día dejo la narración de dos experiencias que aprecié personalmente sobre la situación de los musulmanes en Francia.
Estupendo y lúcido análisis, enhorabuena, me has puesto los pelos de punta. Pero es mejor abrir los ojos a la realidad que ocultarla. Como aportación, la única solución que veo yo es dejar de dividir a la humanidad por religiones, países y creencias y dividirla solamente en gentes buenas y malas. Así de simple. Las buenas somos los que tenemos empatía y no le deseamos ningún sufrimiento a nadie, respetando sus ideas y sus creencias, mientras ellos nos respeten. Las malas son esas gentes que creen que todo es blanco o negro, que saben la verdad, que ésta es única, y que creen que quienes no piensen como ellos son ignorantes o criminales a los que hay que hacer desaparecer. En una palabra, integristas. Y de estos debemos librarnos en Occidente, que aún podemos decir que están desactivados a pesar de opciones como Le Pen o Trump, tanto como de los integristas musulmanes. Tienes razón, debemos solidarizarnos con las víctimas de los atentados de Bagdad, Siria o Bangla Desh tanto como con por los de Niza, Bruselas, Madrid, Nueva York y París, ya que el enemigo es el mismo.
ResponderEliminarNo sé si Trump -creo que no- pero a Le Pen es muy probable que la tengamos ahí. No sé el tiempo que queda para las presidenciales, pero, seguramente, con cada atentado gana un millón de votos. Y creo que los islamistas van a seguir "trabajando" para ella. Los extremos se retroalimentan. No quiero ver telediarios; me conformo -me saturé- con haber visto un croquis en El País: mi imaginación completa la brutalidad.
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