OCASOS BEJARANOS
Cuando, hace más de ocho años, vinimos a vivir a Béjar, quedamos deslumbrados por sus vistas. Esta ciudad está un promontorio situado a más de 900 metros de altitud sobre el nivel del mar, desde el que pueden observarse: la sierra que lleva su nombre, los hermosos bosques que la circundan, los altos roqueros de Valdesangil... entre otros parajes sobresalientes, pero en mi familia tuvimos la suerte de, en el primer piso que vivimos de alquiler, descubrir cada atardecer las hermosísimas puestas de sol que se producen sobre el perfil de la Sierra de Francia.
Años después, cuando elegimos vivir definitivamente en Béjar, pudimos escoger para comprarnos una casa desde donde presenciamos, muchas tardes al cabo del año, valiosos minutos de emoción cromática.
(No hay truco, ni filtros en la cámara, ni modificación por ordenador; pero sabed que lo que mi cámara ha recogido es sólo un reflejo de lo que vieron mis ojos. Podéis envidiarme.)
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