En dos días ya habíamos rehusado gastar un puñado de euros en un claustro patrimonio de la humanidad, en un magnífico castillo, en aparcamientos voluntarios, en museos locales, así que el tacaño que llevo dentro estaba tambaleándose. Así que creo que fuimos a meter siete euros (14 entre los dos) en la cosa más tonta que se nos ofreció. Como fue decepcionante: subir unas escaleras, fotografiar una panorámica y ver un audiovisual de cinco minutos, ya no picamos más; lo cual fue una injusticia para el resto de lo que se nos había de ofrecer: cuevas, más castillos, una parte de Carcasonne, el museíto de Antonio Machado en Colliure...
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