jueves, 30 de enero de 2020

Primavera otoñal

Esta semana he vuelto de unas vacaciones que me restaban del año 2019. La semana se me ha hecho larga hasta llegar al jueves. El trabajo acumulado, la obligación de madrugar, la sujeción al horario, las rutinas... y solo es jueves.
En plena temporada las semanas se van volando, tanto o más que los fines de semana que, para mí empiezan los viernes sobre las tres de la tarde cuando llego a casa. Esas semanas en las que devengo sueldos, acumulo jornadas de cotización para mi jubilación y los días se escapan de una forma líquida o al menos semisólida, de repente me doy cuenta de que es jueves y pronto tendré dos días y medio libres.


Pero ¿dónde se escapan los días?: al sumidero de la impotencia y de la muerte propia y de los que me rodean. Ya no me ilusionan los nuevos cantautores, ni los nuevos torneos deportivos, tampoco puedo mirar sin una sensación de incesto a las niñas que se hacen mujer, (es porque tengo una en ello) así que tengo que mirar a las viejas, cada vez más ¿cuantos años tendrá Sofía Loren? . Disfruto la agridulce nostalgia de escuchar por la tele antiguas canciones o encontrar imágenes de personas que fueron jóvenes conmigo.

Lo bueno de que se haga tan larga esta primera semana es que parece que estoy viviendo más tiempo.
Y tiempo habrá de descansar cuando me toque.

miércoles, 15 de enero de 2020

Especulación estrellada (o los vómitos de la burbuja)

Cada vez que vuelvo a Ávila y tengo tiempo libre, paseo sus contornos. El pasado siglo yo salía a correr todas las mañanas por estas llanuras que un día alimentaron con cereales y legumbres a la ciudad de Ávila y un poco más tarde a sus afamadas reses bovinas.
En el año 99 que yo me fui, estos espantos no habían nacido, pero alguien promovió alimentó, financió, construyó una cuidad duplicada que se quedó sin completar, (la esperanza declarada era que  Ávila se convirtiera en una ciudad dormitorio de Madrid)
Los políticos ambiciosos quisieron tener el doble de ciudadanos a quien gobernar e imponer impuestos, así todo crecería gracias al efecto multiplicador. Pero era demasiado y el timo piramidal se hundió, gripó el motor de la confianza. Muchos pisos quedaron a medio terminar. Por ejemplo este hermoso bloque de viviendas multicolor.





Este edificio, sin acabar desde hace diez o quince años ¿Para qué, Para quién? ha sufrido no pocos vandalismos.
 
 

A su lado hay un solar lleno de escombros y basuras donde el lunes pasado removía un viejo
a la izquierda, en el piso 3ª puede verse un dibujo urbano en la pared
 





ESO SÍ ESTÁ RODEADO DE CALLES, CARRETERAS, ACERAS, FAROLAS, ESPACIOS PARA APARCAR, (INCLUSO PARA QUE APARQUEN LOS MINUSVÁLIDOS) QUE NADIE USARÁ NUNCA PARA NADA Y QUE LA NATURALEZA (VER ZARZAS) TARDARÁ SIGLOS EN RECUPERAR.


Las cajas de ahorros ejecutaron los avales y la mayoría de los empresarios de la construcción se hundieron. Pero como estas entidades bancarias habían financiado de más, la ejecución de los avales y la recuperación de los pisos que nadie quería y cuyo precio no hacía más que caer, no era suficiente y  se pusieron en números rojísimos. Entonces el gobierno español y el gobierno europeo tuvieron que "rescatar" a gran parte de las cajas de ahorros españolas recién privatizadas, para que no cayéramos en un espantoso corralito:  43 mil millones de euros,
¿Dónde está ese dinero? ya los habéis visto, muchos lugares de España destruyeron así sus alrededores y enterraron otras posibilidades de haber gastado estos esfuerzos. Del daño natural mejor no hablar. No se lo llevó casi nadie, algunos banqueros cobraron indemnizaciones millonarias, algunos comisionistas cobraron por mediar, algunos ferrallístas o gruístas o hormigoneros cobraron mucho más por sus servicios, pero no robaron descaradamente, la mayoría está ahí ocupando terreno natural, pero los abulenses no lo pasean: da vergüenza ¿No? y pocos parecen reflexionar ya sobre la locura que fue aquello. Los políticos cambiaron, se jubilaron, se fueron al senado, los interventores, los planificadores, los urbanistas... cobraron sus sueldos, y que yo sepa ninguno ha ido a la cárcel y nadie les avergüenza la cara. Claro... entonces en España se construía "cuatro veces más que en toda Europa" "estábamos en la Champions Ligue de la economía".
Aquí están estos lodos.
Por cierto, también,  algún día, no sé si la gente lo ha calculado, la Seguridad Social española  tendrá que pagar la parte de jubilación devengada por los ecuatorianos, rumanos, búlgaros y marroquíes que  trabajaron legalmente esos años de espuma levantando estos despropósitos, y que ya se tuvieron que volver a sus países.


Lo más triste de mi paseo fue ver un piso terminado que nunca fue hogar. Tenía cristales de Climalit, rellenos de un gas que aísla tanto acústicamente como térmicamente, ascensores, baños montados, tarima flotante, hermosas vistas, baños y griferías.... todo nuevo, preparado para amueblar y entrar a vivir. Esta es la secuencia, más o menos, paso a paso, de mi visita a un "piso piloto" de  un edificio "terminado" donde me colé a fotografiar.







Es una quemadura, pero también había cagadas humanas, (que os ahorro) y de pájaro. Pero sigamos:
 
 





 tenían instalados armarios empotrados, las puertas seguramente se las han llevado los vándalos.

 Solo subí al primer piso pero los otros tres o cuatro seguramente estarán así, esperando ¿qué?



di la vuelta y miré hacia afuera. Las barbas de los climalit  me dejaban este marco incomparable de un patio donde nunca jugarán niños, ni se pondrán veladores vecinales para tomarse un "gin tonic" disfrutando de este paisaje frustrado.

 

martes, 7 de enero de 2020

"Tus pasos en la escalera", una inquietante novela.


Estoy impactado por este ladrillazo, aún me cuesta respirar plenamente. Hace cinco minutos que terminé esta novela de Antonio Muñoz Molina y he ido a la cocina a comer algo porque lo estaba necesitando y no había podido soltar el libro hasta el final. Ahora estoy percutido por el Arte, ese artificio humano que consigue involucrarte y te cambia la vida, porque al final eres distinto, cuando aparece te lleva a otra habitación ética o estética y, aunque mañana superes la impresión, la has agregado a tu experiencia.

Muñoz Molina ha conseguido engañarme: la última novela que leí de él no me gustó y pensé que esta iba por los mismos derroteros de cerocerismo introspectivo y cuatro pinceladas autobiográficas, sin embargo en ésta ha aparecido el Messi que lleva dentro y se ha llevado un partido que había construido de principio a final.

La genialidad que a mí me ha rendido no os la voy a revelar; tiene que ver con la cuesta abajo de la vida y sus fantasmas, y el que yo empiece a transitar o a temer un próximo tránsito, hace que  sea un sujeto pasivo especialmente adecuado para recibir esta novela, de ahí el gong que se ha quedado sonando en mi cerebro.
Por otra parte le agradezco al escritor que me haya llevado a Lisboa, donde estuvimos  hace tres veranos, y pateamos bien el barrio donde vive, cerca del Museo de Arte Antiguo. Es un placer, como la reciente Roma de Zola,  que un gran escritor te reviva un escenario.

La novela es demasiado contemporánea, circula por ese terror inminente de las disfunciones cerebrales que nos aguardan y uno, como lector y escuchante de muchas entrevistas del matrimonio Elvira Lindo-Antonio Muñoz Molina resulta desquiciado de esa comodidad que es imaginar que ambos son los protagonistas de la novela, pueden serlo durante mucho tiempo de lectura, -para mí lo han sido- pero hay un momento en el que notas que está y aparece Messi y lo revoluciona todo llevándolo a las mallas  de una realidad universal.

PD y Messi no aparece, pero sí y mucho, sin citarle, el miembro de Meccano José María Cano, que creo que vive también en Lisboa.


jueves, 2 de enero de 2020

Lluvia Fina. Otra obra de Luis Landero

Uno de los comienzos más famosos de la literatura se encuentra en libro Ana Karenina de Tolstoi que arranca diciendo algo así como que todas las familias dichosas se parecen  y las desgraciadas producen novelones que es lo que nos interesa a los lectores. Considero que todas las familias tienen su novela: estoy seguro de que no existe ninguna familia netamente feliz, por lo menos las que conozco tienen maleza, celos y recelos, reproches y proches y cenas de navidad varios días al año.

La novela que me regaló mi hija en estas fechas es los añicos de una historia familiar espejo de todas las familias: un espejo partido en cien pedazos y pegado a un marco en el que ya no caben más sus trozos porque no se sabe cómo narices recolocarlos, además permanecen esquirlas mal barridas alojadas bajo las alfombras, porque las bien barridas se fugaron definitivamente en una bolsa de basura.
Cualquier brillo familiar es producido por el azogue, que antes se hacía con mercurio, metal tóxico donde los haya (del que España, la mina de Almadén concretamente,  ha sido de los mayores o el mayor productor de la historia).  Uno cree que las familias españolas son las peores porque son las que más conoce, pero seguro que nos pasa a todos los del mundo con sus familias. España misma es una familia.
Cualquier familia genera toxinas, hongos, parásitos, gusanos... Las familias más unidas supuestamente serían las sicilianas porque trabajan en ello y tienen varios enemigos externos de los que se defienden a puñaladas o a tiros, pero seguro que, internamente, tampoco son felices.
Este libro es uno de confesiones, magistralmente escrito por el mejor escritor vivo en lengua castellana y parece, por todas las críticas que le acompañan y por las cifras de ventas, que mucha gente se ha visto reflejado en él, o reflejados "amigos" suyos. Yo me lo he leído de un tirón con gran placer de hacerlo a veces en voz alta. No sé que esperan los del Cervantes o los del Nobel para hacer justicia a este escritor.

POSDATA Hay que leerlo pronto, porque la familia que conoció mi generación evoluciona o definitivamente perece. Hoy hay familias pocoparentales también hechas añicos a la manera posmoderna con sus variantes sexuales o polisexuales, con todo el dinero acumulado en cada vez menos personas y las evasiones espúreas que nos proporcionan los bichos de comunicación y aislamiento que se han colado en nuestras vidas, como la cizaña, que al fin y al cabo no es más que una planta que tiene que estar ahí porque es lo suyo, (peor es matarla a cañonazos de plaguicida).
Esto es lo peor, que la familia española desaparece y habrá que escribir otros novelones.